“Soy de la galería, soy de ustedes”: Raquel Argandoña revivió la pifiadera que se llevó en el Festival

Raquel Argandoña en Viña 1981.

La panelista de TV explicó por qué habrían ocurrido las pifias que se sucedieron noche tras noche en aquella edición del certamen en 1981.

El Festival de Viña 1981 es, para muchos, la mejor edición del certamen viñamarino, cuando se presentaron artistas de la talla de Camilo Sesto, Gloria Simonetti, Ray Conniff, “Puma” Rodríguez y Miguel Bosé.

Sin embargo, fuera del show musical, también hay un recordado momento protagonizado por Raquel Argandoña como jurado, que sufrió una gran pifiadera por parte del público. “No sé por qué me pifiaron”, recordó ella hace un par de años, aunque en ese momento pensó: “Esto es envidia”.

Además, en medio de los abucheos, “La Raca” no encontró nada mejor que mandarse una “desafortunada” frase de antología:

—Soy de ahí. De la galería. Soy de ustedes.

Un nuevo repaso

Ahora, en el programa Zona de estrellas (Zona Latina) volvió a repasar aquel desafortunado episodio. Sobre ese entonces, explicó, “yo conducía el noticiero 60 Minutos, era la lectora de noticias y me llevaron de jurado en representación de Televisión Nacional”.

Para la noche de apertura, ella se dejó ver “con un vestido metálico, la gente se acuerda”, porque “antes al jurado lo presentaban desde el escenario; no como ahora que están sentado, se paran, saludan y se sientan”.

Por aquel entonces, en la Quinta Vergara el público levantaba una “antorchas de papel” cuando aparecían sus figuras favoritas, “y antes que yo salió Hernaldo”, el nicaragüense famoso de la canción “Procuro olvidarte”.

Por lo tanto, conto ella, “todas las antorchas eran para él, pero no se alcanzaron a apagar cuando yo salí, y pensé que eran para mí”.

Ya sobre el escenario, “no escuché las pifias”, pero, de pie junto al animador Antonio Vodanovic, él le dice algo así como: “Tú sonríe y saluda nomás”. En eso, a ella se le ocurrió lanzar la desafortunada frase , mientras traía puesto “un vestido de tres mil y tantos dólares, que eran muchas lucas”... Parecía una burla.

Y fueron pasando las noches y “todos los días me pifiaban mucho más”, por lo que “la gente esperaba que me pifiaran”. Es más, remató: “Me pifiaron tanto que me tomaba dos whisky antes de irme a la Quinta”.

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