Desde hoy estará en las salas "La Forma Del Agua", la aplaudida película del director Guillermo del Toro, que armó un hermoso cuento de hadas protagonizado por entrañables seres solitarios.
Durante la Guerra Fría, una empleada muda (Sally Hawkins) de un laboratorio de alta seguridad gringo, descubrirá un experimento clasificado secreto: un extraño ser con el que se comunicará gracias a la música.
Esta es una inspirada reversión de "La Bella y La Bestia", sólo que al final de este cuento, la bestia no necesariamente se transformará en príncipe.
La cinta está ambientada en tiempos de lucha contra la segregación social, donde los vacíos se tomaron las butacas de los cines frente a la irrupción de la televisión.
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"Vivimos un ambiente donde hay racismo, clasismo, divisiones brutales por el odio y el miedo que pensaste que se habían ido hace 50 años, pero volvieron", ha comentado el realizador que tras 25 años de carrera, presenta en ésta su mejor obra.
Amistad eterna. Con 13 nominaciones a los premios Oscar, "La Forma del Agua" confirma que Del Toro es uno de los artistas que más ama el cine y, en especial, a los monstruos. Una fascinación que surgió cuando con menos de dos años se quedaba trasnochando junto a su hermano viendo un programa de ciencia ficción. Gracias a uno de esos capítulos, conoció el miedo. Y una broma de su hermano inspirada en una de esas historias, sería el primer susto de su vida.
Pesadillas
Luego de eso, Del Toro sufriría pesadillas, aún cuando estuviera despierto. El pequeño veía criaturas salir de la alfombra o el clóset, lo que desencadenaba que se hiciera pis en la cuna.
Episodios que terminaron la noche en que le habló a los monstruos en su cuarto. "Si me dejan ir al baño, voy a ser su amigo para siempre". Y así fue.