El comunicador contó cómo detectaron que su bebé tenía una extrañísima y grave enfermedad. El tratamiento es millonario.
Meses de miedo e incertidumbre enfrente el periodista deportivo de Canal 13, Cristóbal Rojas, por la rara enfermedad diagnosticada a su hijo de sólo dos años y medio.
El porfesional se encuentra en Europa dando la pelea junto a su esposa para salvar la vida del pequeño Santino, quien sufre de una neuroblastoma de alto riesgo.
Según contó Rojas a LUN, se trata de un extraño padecimiento cuyo tratamiento cuesta nada menos que unos 600 millones de pesos.
Contó que hace un año notaron que el bebé no comía y sufría de dolor de guatita. Se pasearon por distintas urgencias hasta que un día comenzó a vomitar mucho. Con el resultado de una ecografía se les vino el mundo abajo: tenía una masa de 13 centímetros y “la guata a punto de reventar”.
Desde entonces, Santino pasó ocho meses hospitalizado. Enfrentó sucesivas quimioterapias y después de un tiempo lograron extirpar el tumor. Sin embargo, en ese momento confirmaron el preocupante diagnóstico.
En Chile se encontraron con alternativas que eran riesgosas y se enteraron que la mejor opción de tratamiento estaba en Europa. Ahora, se preparan para viajar a Estados Unidos, donde les espera un medicamento experimental que mantendría controlada la enfermedad.
Cómo ha costeado el tratamiento
Cristóbal envió un mensaje a quienes podrían estar pasando por algo similar: “Busquen opciones. Hay que perder el miedo a pedir ayuda”.
“Yo nunca había pedido ni un chicle y tuve que salir a pedir plata en la tele: ayúdenme o mi hijo se muere. Hay que tener la humildad de pedir ayuda y la soberbia de decir ‘esta enfermedad no me la va a ganar’”, afirmó.
El comunicador contó que ya tiene pagada la mayor parte del tratamiento, a través de bingos, rifas, ventas de garage y con el apoyo de personas y empresas. Entre ellas, Luksic, propietario de Canal 13, y el Colegio Villa María, donde trabaja su esposa.
Le quedarían unos $100 millones por pagar, además de los costos del viaje a EEUU. Falta “un último empujoncito para que me ayuden a terminar la pesadilla”, sinceró.
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