El balance del año que se nos va, tiene como frontera y pie forzado el 18 de octubre. Sin embargo, hay hitos que atraviesan todo 2019. Antes de esa fecha, Chilevisión y Mega eran los reyes de la pantalla. Juegos de Poder devoró la sintonía toda la temporada. Con Álvaro Rudolphy en llamas en el papel de Mariano Beltrán y un superlativo Augusto Schuster en el consagratorio rol de Benjamín Bennet, la producción del canal de Vicuña Mackenna acertó al poner sobre la mesa las tramas políticas, las conveniencias y abusos de poder. Sin duda, una de las causas de tanta molestia social.
Julián Elfenbein sumaba rating en Pasapalabra, logrando algo muy complejo. Hacer durar un formato exitoso por casi dos años, y sin descanso. Fue quien entregó el premio en dinero más grande de la historia a Nicolás Gavilán, un muchacho brillante, amado por la gente y que en mérito a su porfía, llegó a la meta.
Creo que nunca antes había escuchado la palabra "arqueozoología". Pero él, sí. Un momento memorable del año.
CHV también apostó por el deporte durante el primer semestre y le resultó. Julio fue el mes de los Juegos Panamericanos, que coparon su pantalla con alta sintonía y con experimentados como Karen Bittner y Eugenio Figueroa. Fue el momento del Mundial femenino, con nuestras guerreras en cancha y generando gran expectativa.
En el caso de TVN la deuda de arrastre los condicionó mucho en la primera mitad del año. Problemas administrativos, bajo rating, rotación de directores y cierta falta de visión, eran factores preocupantes. Y aunque lograron reducir en parte el forado económico, seguían sin conciliar sus deberes de canal público y ente privado.
Así estaban las cosas hasta que llegó el estallido social y ahí la tele también cambió. Y dejó esquirlas y heridos en el camino. Los matinales, que de un tiempo a esta parte se han convertido en los verdaderos espacios editoriales de los canales, sufrieron sismos violentos. TVN cambió dos veces a los directores y editores, vio partir a sus conductores y cambió panelistas como una puerta giratoria. Daniel Stingo y Marcela Vacarezza renunciaron, Ignacio Gutiérrez fue y volvió, regresó la "Chiqui" Aguayo, mientras Cristián Sánchez dejaba el espacio.
Canal 13 fue cuestionado por el episodio Pérez de Arce. A Tonka le enrostraron su sueldo, salió Mauricio Jürgensen y la dupla Lavín-Vidal terminó por hacerse imprescindible.
En Mega dejaron de tener pantalla Karol Lucero y Patricia Maldonado. Lucho Jara se quejó de no poder cantar y a Viñuela lo atacaron por la espalda en un móvil. Y en Chilevisión se que quedaron con la mejor cobertura noticiosa gracias a la fortuita pero exitosa mezcla con CNN Chile. Fue el gran momento de Rafael Cavada.
En otros ámbitos, este fue el año en que murió la farándula en televisión, arrastrados por el incidente de Cata Pulido, la imprudencia de Ale Valle y las señales de frivolidad que la gente quiso marginar de la pantalla. Pasamos de los romances y las discusiones de discoteque, a paneles cívicos y cargados a la política.
Una radiografía que dejó a los canales chilenos con certeros diagnósticos.
Mega sigue con su indiscutido liderazgo y el ojo de Quena Rencoret está más intacto que nunca. La señal de Heller dejó en evidencia que las teleseries y su espacio matinal son sus especialidades.
Chilevisión y su área de prensa se transformaron en el canal público durante la crisis. El gallito matinal lo ganó el equipo de Julio César Rodríguez. Julián sigue siendo el rey y el deporte se ganó su lugar. ¿Y el resto? Canal 13 tiene sus expectativas puestas en el 2020 y el Festival de Viña asoma como una esperanza para un 2019 titubeante. Lo de TVN+ sigue en veremos, considerando que su programación, desde "Buenos días a todos" en adelante, no repunta del cuarto lugar. Por ahí hay decisiones no tan certeras. En vez de poner "El Chavo del Ocho", de 17.00 a 19.00 horas, y que la jueza Carmen Gloria Arroyo entregue su programa a las noticias, hacen lo contrario. Pobre Chavo. Marcando apenas cuatro puntos.
La Red se mantiene como una República independiente que sobrevive hidalgamente a los ajustes de su controlador internacional, aún cuando dejó partir al programa "Intrusos" y al ya mítico Juan Andrés Salfate. Y es TV+ (antiguo UCV TV) quien conserva al final de año al único programa de farándula que queda. El Me Late del Huevo Fuenzalida cumple, mientras el Pollo Valdivia sigue rotando panelistas y estilos en su Toc Show, fórmula contraria a la de Claudia Conserva y las inoxidables Milf.
Una síntesis para un cierre de década, de los más complicados que hayan vivido los canales nacionales. Un 2019 que quedará marcado como el año en que la televisión también tuvo su estallido.