Una manzana encubierta, Tony Kamo y dos millones por “actuar”: el día que Zalo Reyes se comió una cebolla en la TV

Se trató de una de sus grandes anécdotas, una que lo acompañó en prácticamente cada entrevista. A mediados de los noventa, el “Gorrión de Conchalí”, que este domingo nos dejó a los 69 años, protagonizó una de las rutinas de Tony Kamo, se hizo el hipnotizado y comió una cebolla… que no era una cebolla. Con el paso del tiempo, “se fue de tarro”.

Esto ocurrió alguna noche de 1995. Entonces, el programa de TVN que conducía César Antonio Santis, Hablemos de…, suponía un éxito de sintonía. Desde su debut, en agosto de 1994 y hasta octubre de 1996, por el set se pasearon toda clase de grandes invitados, escenario que daba cuenta, además, del gran presupuesto que se manejaba para la época. Basta con mirar los de ese capítulo: Carmen Frei —actual presidenta de la Democracia Cristiana—, Alberto Plaza, el ídolo español Raphael y, claro, el improbable protagonista, Zalo Reyes.

En el espacio de Santis, también era recurrente la presencia de un psicólogo español, que basaba su actividad en torno a la hipnosis y el mentalismo. Se llama Antonio Moreno Cabello, pero entonces lo conocían como Tony Kamo, y se decía que nadie podía resistirse a su influjo. Era, sin dudas, una de las grandes atracciones, por lo que todos los televidentes, sabían, algo debía pasar:

—¿Rápido o lento? —aparece de pronto el español, detrás del “Gorrión de Conchalí”.

—Rápido, hágala cortita —le contestó con su particular estilo el cantante nacional.

—Encantado —le ofreció la mano el hipnotizador—. Ahora, ¡duerme profundamente! Tranquilo y reposado.

Ni bien sostuvo su mano, el español lo jaló con fuerza y comenzó la rutina como tal. Zalo Reyes cayó rendido con la cabeza apoyada sobre su hombro derecho, aparentemente durmiendo.

—Es un sueño fantástico, maravilloso. Relájate —insistió Kamo, dirigiéndose al Zalo, ante la mirada atónita del resto de los invitados—. Es un sueño muy bonito, siempre tranquilo, reposado.

Ahora vendría la parte más desopilante de la sección: “Atención porque ahora, cuando cuente tres, tú vas a despertar, todos seguiremos normal, y tú cuando despiertes… resulta que tú de mañana no has desayunado, no has comido, no has almorzado, no has cenado… Y tienes hambre, mucha hambre”, le explica el español al artista, todavía dormido.

Entonces ingresa al set uno vestido de mozo, bandeja en mano, sosteniendo una cebolla completamente pelada. Luego, claro, la deja encima de la mesa central. Las reacciones del público y de los presentes en el panel, hasta ahora, son de incredulidad…

—Delante de ti hay una linda y preciosa manzana —le dice Kamo, intentando engañar a un somnoliento Reyes.

Entonces, el paso final: 1…2… y 3. “Mira, qué rica está, ¡te encanta!”.

Carmen Frei intentó hacer entrar en razón al hombre del “Ramito de violetas”: “No comas manzana, no comas manzana. Le hace mal a los hombres las manzanas”, le advirtió.

Pero, sin hacerle caso, el Zalo le pega el primer bocado. Luego otro, y otro. Es más, cada vez que Kamo, a su lado, hace un chasquido con los dedos, aumenta el ritmo y le da tres o cuatro mascadas más.

—¡Despierta, despierta!

Basta ese par de palabras para que el Zalo comience a escupir la cebolla. Y luego, mirando al psicólogo e hipnotizador, le consulte qué había pasado.

—¡Estabas comiendo esta manzana! —le dice el español, ante los aplausos y las carcajadas del público presente.

—Quedar muy bien no has quedao, eh. Poco estético —dice, por su parte, Raphael.

El segmento no duró mucho más de cuatro minutos, pero quedó grabado para siempre en el archivo de anécdotas que manejaba Zalo Reyes. Se lo preguntaban en cada una de sus apariciones en la pantalla chica, o en las diferentes entrevistas que concedía. ¿Lo había hipnotizado realmente Tony Kamo? ¿Había confundido una cebolla con una manzana en ese eventual estado de trance? Y acaso más importante… ¿había realmente comido la cebolla?

Una manzana encubierta y dos millones

Ahora son Kike Morandé, Álvaro Salas y Cecilia Bolocco quienes están frente a Zalo Reyes. Han pasado unos años y él, con unos kilos de más, un peinado más de la época, bastante corto adelante y largo hacia atrás, sin jopo, toma la palabra para explicar qué es lo que ocurrió realmente esa noche. Esa noche, en Viva el lunes, fue durísimo:

“El gallo no hipnotiza, después dijeron la gran mentira. Yo nunca comí, masqué. El verbo mascar, yo masqué y la cebolla no tenía gusto a cebolla, la trataron parece”.

Luego remató: “Yo me presté para este cuento, yo fui acusete cara de cuete (...); me dijo (Tony Kamo) actúa, me dijo, tú eres histriónico… a ver, llora y yo lloré”.

Pero, claro, no fue la última vez que se refirió al episodio. En 2010, a The Clinic le sumó más detalles:

“Te lo digo altiro. Todos los artistas, después de que yo dije que era mentira, han reconocido la huevá. Ahora todos dicen que el huevón no es hipnótico. ¿Cómo me voy a comer una cebolla así? Hay que echarle agua con azúcar para comérsela, pregúntale a tu mamá, si la huevá era una manzana con una cubierta de cebolla que la trae él. Si el huevón te dice voh estái hipnotizado, queda poco tiempo, dos minutos, querí dos palos y que no te tiriten los párpados. Si yo soy terrible actor. La hice nomás”.

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