Crear mundos, escribirlos, imaginarlos, cameos y más, es lo que podremos recordar de Stan Lee, la mente detrás del mundo Marvel, de un imperio de cómics que supo traspasar a la pantalla grande, a los juguetes, a la ropa y a todo lo que se te pueda imaginar.
Stan, "el hombre de la casa de las ideas", lo tuvo claro todo el tiempo; sus creaciones en colaboración con grandes artistas serán inmortales, Spider-Man, Hulk, Doctor Strange, Los 4 Fantásticos, Daredevil, Black Panther y Los X-Men, fueron junto a Jack Kirby y Steve Ditko, o los personajes que trabajó en conjunto con Larry Lieber: Ant-Man, Iron Man y Thor, es decir toda una batería de héroes que todos hemos visto en la pantalla grande, que sumado a sus infinitos cameos en las películas de estos mismos superhéroes, lo dejó en el nivel de único en su estirpe, clase y lo mejor de todo, en ser un rostro reconocible por todos quienes se volvieron fans de las películas marvelianas.
¿Pero cómo era en lo íntimo Stan Lee? Puedo dar fe, que en una de sus últimas apariciones en persona en la New York Comic Con del 2016 me lo encontré en su charla plenaria donde muchísimos fans llegamos a verlo, hubo una espera un tanto larga, pero no importaba; lo vimos entrar al escenario, se sentó y a penas comenzó a hablar, silencio, amor, cariño, respeto y la máxima energía nos embargó a todos.
Emoción a full, más que una energética, un golpe de corriente o esa estática que te eriza los pelos; era escuchar tal vez, una de sus últimas apariciones en persona. Nos habló con cariño de lo que venía en Black Panter, la película; de lo genial que fue crear los personajes que todos los fans amamos y que por sobre todo, todos éramos unos "true believers".
Y como él nos dijo una vez, "me di cuenta de que el entretenimiento es una de las cosas más importantes de la vida.
Sin ella nos hundiríamos".
"¡Excelsior!"
Gracias Stan "the man" Lee.
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