“Ustedes miran a huevo lo que tienen”: lo bueno y lo malo de Chile según Gabriele Benni

Gabriele Benni.
Gabriele Benni.

El italiano lleva casi 30 años radicado en el país, por lo tanto, puede hablar con propiedad de la idiosincrasia local.

El cómico empresario Gabriele Benni, oriundo de Italia, lleva 29 años en Chile, según contó en un nuevo capítulo de Socios de la parrilla (Canal 13).

Sobre su arribo a suelo nacional, contó que “estaba en Argentina y me encontré con un chilenito”, tras tener un ambicioso negocio ganadero que finalmente no prosperó. “A los dos años nos fue como la callampa, quebramos”, aseguró.

Y cuando ya estaba decidido para regresar a Europa, conoció a un chileno en su carrete de despedida, que le propuso que se fuera a Chile, porque “es otro país, otro mundo” y “yo le creí”. De hecho, “me gustó, fue amor a primera vista”.

“Conozco muchos países, 56 países, pero el único donde me gustó que la gente (es) afable, amable, cariñosa, por la calle te dicen a dónde ir, te acompañan, fue en Chile”. Así que decidió quedarse junto a su esposa y pequeños hijas.

Ante eso, Pancho Saavedra le preguntó: “¿Te sientes chileno?”.

“Totalmente”, contestó. “Bueno, yo soy italiano, pero quiero morir acá, yo amo Chile, me siento muy bien, tengo muchos amigos, la gente me encanta”. De hecho, detalló, “cuando voy a Italia, cada dos o tres años, veo a mi familia , pero a los diez días quiero volver”.

Lo bueno y lo malo

Más adelante, expresó que “lo bueno de Chile es que es un país muy correcto, honesto, donde uno puede trabajar tranquilamente, y eso no pasa en cualquier parte”, de hecho, agregó que “ustedes miran a huevo lo que tienen”.

Por ejemplo, “acá los políticos no son corruptos, comparándolos con otros países, es lo mejor que hay”, lanzó, y remarcó que “es verdad, no quiero venir a tirar flores si no es verdad”.

“Es un país en que si uno quiere trabajar tiene mucho que hacer”, remató.

Eso sí, “lo que no me gustó de Chile es cómo hablar: más difícil que la chucha”, aseguró. “Tienen miles de sentidos, dobles sentidos” criticó, al punto que “parece código de guerra, no se les entiende.

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