Que vengan 30 años más... Homero

Los Simpsons festejan tres décadas de exitosas adaptaciones a la realidad americana. Y van para más.

Pocas cosas duran treinta años. Y las que consiguen hacerlo, lo logran porque de alguna manera logran adaptarse a los inevitables cambios que las sociedades van generando.

Esa, quizás, es la gran variable para sobrevivir.

El fenómeno de "Los Simpsons" basa su permanencia en pantalla, sin duda, en eso. Si uno repasa los primeros episodios -créanme que lo he hecho- el humor, la gráfica y las referencias sociales son otras. Con otro ritmo, la creación de Matt Groening apuntó más a la disfuncionalidad familiar y a la consolidación de las características de los personajes, que a reflejar realidades. Cosa que sí ocurre con la vorágine de los años, generando episodios inolvidables, cargados de una exquisita ironía.

Homero es mi favorito. Un personaje notable que busca representar al norteamericano "profundo". Un personaje bonachón; flojo, como para poner a un pájaro a teclear su computador; poco brillante y afortunado, como para estar al frente de la seguridad de una planta nuclear, con "pocos accidentes"; amante de su familia, pese a que casi engañó a su esposa con Margo Zavala. Marge y su maternal sobreprotección, Bart y su rebeldía perpetua, Lisa y su precoz inteligencia y Maggie, quien lleva cerca de 29 años sin crecer ni decir una sola palabra, no hacen más que añadirle condimento a una historieta perfecta que, con la globalización, ha sido la fiel imagen de la cultura occidental.

Nunca olvidaré al señor Burns intentando sobornar a Fidel Castro. A Homero en el espacio, mientras "Buzz" Aldrin contaba de una plaga de hormigas en Viña del Mar. A Michael Jackson en el cumpleaños de Lisa. A Smithers reprimiendo su amor al jefe. Al jefe, creyéndose indestructible.

Para mí, una serie fantástica que no tiene como terminar.

Temas Relacionados

COMPARTIR NOTA