El sábado vimos a través de TVN que el Festival Viva Dichato sigue teniendo la misma estructura y en instantes, como en el humor, al debe. Esto salvo Pastelito y Tachuela Chico, una muestra distinta y blanca para un escenario masivo.
Con el propósito de reconstruir y alegrar el espíritu de una zona devastada nació el año 2012 el Festival de Dichato. Hoy, a diez años del terremoto y sus fatales consecuencias, era dable pensar que el certamen corregiría sus errores históricos, principalmente en la parrilla artística, y nos encontraríamos con show moderno y acorde a la actualidad. Nada eso pasó.
El sábado vimos a través de TVN que el Festival Viva Dichato sigue teniendo la misma estructura y en instantes, como en el humor, al debe. Esto salvo Pastelito y Tachuela Chico, una muestra distinta y blanca para un escenario masivo.
La conducción de un festival de este tipo no puede ser un detalle. Es cierto que TVN no tiene muchas cartas a las cuales echar mano. La ausencia de rostros es notoria y por eso hay que navegar con lo que hay. El caso es que Carmen Gloria Arroyo y Alvaro Escobar estuvieron lejos de cumplir las expectativas. Sus diálogos fueron forzados, tensos, carentes de chispa. Son los momentos donde quizás era mejor recurrir a la improvisación ante una estructura rígida y carente de naturalidad.
En el show vale la pena preguntarse, ¿era necesario que Natalino realizara un homenaje a la cantante nuevaolera Cecilia? Y no porque la diva no tenga pergaminos suficientes para un tributo. Es que para el simple espectador no entendió por qué en medio de la presentación del grupo romántico apareció la connotada artista. Más allá de ser de la zona (nació en Tomé) resultó extraño. Aún más porque si el objetivo era hacer un reconocimiento a ella podrían haber desfilado decenas de intérpretes. Pero bueno, ya estaba Cecilia en el escenario y Natalino interpretó una de sus canciones icónicas, "Baño de mar a medianoche". Tras eso, siguieron con sus temas con la cantante sentada en medio del escenario. Todavía nadie entiendo con qué propósito más que lo obvio. Aplausos merecidos para La Incomparable, pero un gran signo de interrogación para los ideológos del segmento.
El show de Andrés de León contó con los aplausos necesarios para un cantante que derrocha talento y carisma. Un producto de exportación que podría pararse en cualquier escenario y dejar bien puesto el nombre de Chile.
En el humor, y aquí cierro mi columna de hoy, hay que practicar cirugía mayor. Nancho Parra y Zip Zup ofrecieron rutinas como sacadas del archivo de imágenes de TVN. Ambos penquistas no hicieron esfuerzos en mostrar nuevos chistes. Incluso Parra llegó a contar por enésima vez la historia de la Caperucita Roja al revés, en medio de un show cargado al doble sentido ampliamente criticado en Redes Sociales.
En una semana veremos la revancha de Viva Dichato. Es de esperar que mejoren los errores y logre el Festival retomar el sitial que tuvo.