La figura del excomandante en jefe, cuya estatua se retiró de Plaza Italia, ha sido cuestionada por su posible implicación en abusos y tropelías por parte del ejército durante la ocupación de la Araucanía. Los expertos y la documentación disponible, coinciden en que Baquedano no tuvo un papel preponderante en el proceso, pese a que entonces residía en la zona de la frontera. Pero la historia siempre tiene varios caminos. En La Cuarta los revisamos.
En los días en que muchos se apuraron en llegar hasta Valparaíso para tomar un vapor hacia California en busca de la oportunidad que ofrecía la fiebre del oro, el entonces sargento mayor, Manuel Baquedano, tomaba rumbo al lluvioso sur de Chile. Como otros tantos, también buscaba un giro a su vida, pero diferente. Lo suyo era la vida sosegada.
Es 1854 y tras conseguir su baja del Ejército, el futuro comandante en jefe durante la Guerra del Pacífico, compró un fundo en la zona de la Isla de la Laja, cerca de Los Ángeles. Le llamó Santa Teresa, en recuerdo de su madre.
Soltero, frugal y de pocas palabras, Baquedano comenzaba una nueva etapa lejos de los cuarteles a los que estuvo ligado por su padre, Fernando, un destacado oficial que sirvió en las campañas de la independencia. La admiración y el respeto por la vida militar del chico fue tal, que decidió escapar del hogar para acompañarlo cuando fue convocado a la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
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Baquedano se instaló en la zona conocida entonces como la frontera. Un territorio que marcaba la entrada hacia la Araucanía, que ya estaba en la mira de las autoridades de entonces. Algo se había avanzado al respecto; ya se habían instalado las primeras familias alemanas a orillas del lago Llanquihue y poco a poco, el estado chileno masticaba la posibilidad de incorporar las tierras con una expedición militar.
Poco después, en 1862, tras el incidente del llamado Rey de la Araucanía -un aventurero francés que fue aclamado como líder de la zona-. el gobierno tomó cartas en el asunto. Se aplicó el plan propuesto por el coronel Cornelio Saavedra de avanzar respaldado con una línea de fuertes, tal como lo había intentado el gobernador español Alonso de Ribera en el siglo XVII.
Las pistas de un alzamiento
En los bosques de la Araucanía, la pista sobre Baquedano se hace algo más difusa. Las posiciones respecto a su participación en el proceso, son a menudo contradictorias. "Existe cierta controversia sobre la participación directa de Manuel Baquedano en la ocupación de la Araucanía, las Memorias de Guerra que manejo me permiten afirmar que efectivamente se encontró en medio del conflicto, aunque desconozco los detalles", detalla a La Cuarta el historiador y doctor en Estudios Latinoamericanos, Mathias Órdenes, académico de la Universidad Católica de Temuco.
El punto de partida son, como siempre, los datos. "El 5 de octubre de 1866, siendo Teniente Coronel, asumió como Comandante del Cuerpo de Asamblea Instructora de la Guardia Nacional, en Arauco, cargo que mantuvo por algunos años. Tenía a su cargo el Escuadrón de Caballería N° 3, en el departamento de La Laja", detalla Órdenes.
Para entonces, la ocupación chilena derivó en enfrentamientos abiertos con grupos mapuche que resistieron. Los guerreros de Quilapán se enfrentaron a las tropas de Saavedra, quien contraatacó con incursiones en extremo violentas hacia las tolderías mapuches. La historia registra incendios de rucas, masacres a la población, destrucción de cultivos y otros sucesos luctuosos.
Hacia los últimos dos años de la década de 1860 ocurrió una gran rebelión en el territorio. Fue entonces que Saavedra coordinó una respuesta militar a cargo del comandante José Manuel Pinto, ¿dónde estaba entonces Baquedano?
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Soldados del ejército chileno en la Araucanía[/caption]
"Es muy probable que se haya encontrado en La Laja cuando ocurrió el alzamiento general mapuche (füta malon) de 1868-1869, quedando bajo las órdenes del General en jefe del Ejército de La Frontera, José Manuel Pinto Arias, por lo que no tuvo el rango de mayor autoridad -explica Mathias Órdenes-. Sin embargo, y dadas las circunstancias, que requerían la mayor la improvisación y la ausencia de trabas burocráticas, sus decisiones debieron ser sin duda claves en el momento de los hechos y con suficiente autonomía dentro de ciertos lineamientos generales".
¿Cuál pudo ser el eventual rol de Baquedano en el mentado alzamiento? "Debió ser uno de los ejecutores de la estrategia de 'tierra arrasada', donde se robó ganado, se quemaron rukas, se secuestraron mujeres y niños y se derramó suficiente sangre a objeto de provocar la capitulación del enemigo", añade el investigador.
Para el investigador especializado en historia militar, Rafael Mellafe, la situación de Baquedano en la Araucanía estuvo lejos de los campos de batalla. "No tuvo participación en la ocupación propiamente tal, como tampoco en expediciones que hayan penetrado territorio mapuche. Se dedicó a su campo", explicó hace algún tiempo a La Tercera.
Con todo, el investigador y periodista Guillermo Parvex aporta un dato. "En 1866, siendo teniente coronel, fue destinado a Renaico defendiendo lo que se denominaba 'Línea de la Frontera' -responde al ser consultado tiempo atrás sobre el tema-. Personalmente no estoy de acuerdo con la ocupación del Gulumapu, pero es de justicia señalar que estando en esa destinación, compró una parcela. No combatió para defender la parcela. Compró la parcela para vivir junto a tu familia mientras cumplía dicha destinación".
Por otra parte, el historiador Fernando Ulloa detalla otras señales entre los viejos legajos de papel. "En lo relativo a las operaciones de Baja Frontera y Alta Frontera, Baquedano es mencionado por los cronistas -comentó a La Tercera-. Pero no se lleva el protagonismo de Cornelio Saavedra como autor material e intelectual de muchos despojos".
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Cementerio mapuche[/caption]
Cuidado con los documentos
En la memoria de sus operaciones en la zona que presentó Pinto Arias al gobierno, fechada el 14 de julio de 1869, menciona las actividades de algunos oficiales y las unidades a su mando; entre éstos, el coronel José Timoteo González, el teniente coronel Manuel Bulnes (no confundir con el expresidente que había fallecido en 1866), el teniente coronel José Lucas Villagra, el coronel Alejo San Martín, entre otros. ¿Alguna pista sobre Baquedano en el documento? ninguna.
"Los informes militares y la prensa de la época dan cuenta de terribles sucesos. Era una guerra contra 'el indio', había que terminar con el 'problema de Arauco', y el General Pinto y otros pensaban que le hacían un favor a la Patria", detalla Órdenes.
Pero como todo historiador, Órdenes ofrece una advertencia antes de aproximarse a cualquier documento oficial de la época respecto a la campañas en la Araucanía, así como los que se elaboraron durante la Guerra del Pacífico, cuando Baquedano tuvo mayor exposición al asumir el mando del ejército en campaña, tras sustituir a Erasmo Escala.
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General Manuel Baquedano[/caption]
"Respecto a la información que contienen los documentos oficiales, sugiero cierta cautela. En muchos casos se suele omitir o maquillar los informes a objeto de provocar una buena impresión en las autoridades y en la opinión pública", explica.
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Órdenes marca un punto especialmente conflictivo durante la gestión de Baquedano en la campaña de Lima de 1881; los saqueos y atropellos de la enardecida y ebria soldadesca chilena a la población civil en las batallas de Chorrillos y Miraflores.
"Los mandos del Ejército siempre se sienten presionados a elaborar 'su versión' de las victorias y las derrotas -explica-. Baquedano no fue la excepción, tenía a su cargo soldados a los que costaba disciplinar, muchos delincuentes, lo más fácil era intentar borrar esa mancha en la historia y enviar informes donde insistió en el buen comportamiento de las tropas en Lima, y así lo hizo. A fin de cuentas, eran para él el enemigo, 'los cholos'".
Hacia la década de 1870, Manuel Baquedan consiguió rangos más asociados al poder central en la capital. Fue nombrado inspector general de la Guardia Nacional y comandante general de armas de Santiago y en 1876 ascendió a General de Brigada, el grado que ocupaba al momento en que estalló la Guerra del Pacífico. Allí su historia tendrá un giro, esta vez a la etapa más decisiva de su carrera.
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