Review: Emio The Smiling Man es un misterio atrapante, nostálgico y humano

La nueva novela visual de Nintendo es un excelente trabajo gráfico, visual y narrativo, pero sigue atrapado dentro de las limitantes del género, para bien y para mal.

Nunca he sido un gran fanático de las novelas visuales. Y es que muchas veces siento que llamarlos “juegos” solo por tener que presionar botones para elegir un diálogo y continuar no es lo suficiente. Entiendo que hay esfuerzos como en la serie Ace Attorney, que es en esencia una novela visual, pero que comete la genialidad de convertir a los juicios en una serie de puzzles lógicos los que incluso te pueden hacer perder si es que no los resuelves de la manera correcta.

Pero sobre todo cuando son novelas de misterio, la mayoría de las veces el mayor “castigo” que puedes tener es no poder avanzar porque no estás eligiendo la opción correcta después de una serie de diálogos.

En ese sentido, Emio The Smiling Man es a todas luces, una novela visual convencional y ortodoxa: no puedes perder, tu interacción se remite a elegir la combinación correcta de opciones para poder avanzar con los diálogos, sin ningún tipo de castigo, y salvo algunas instancias en la que el juego ofrece elección de respuestas, el camino es siempre el mismo.

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Pero con todos mis reparos y prejuicios con respecto al género, al pasar los capítulos e introducirme en la historia, no supe más que quedarme atrapado en su propuesta y tratar de avanzar lo más rápido posible, no solo para llegar a tiempo a esta reseña, sino para poder llegar a la conclusión de una historia atrapante.

En lo concreto, Emio The Smiling Man es una secuela de la serie Famicom Detective Club, una serie de títulos que fueron lanzaron originalmente solo para Japón a finales de los 80 y que acá los conocimos de manera oficial el 2021, con el lanzamiento de los remakes de la serie para Nintendo Switch.

Asumimos el rol principal del protagonista anónimo (que en mi caso es Akusaru Kurisu) y también de la protagonista original Ayumi Tachibana, quienes son dos jóvenes trabajadores de la agencia de detectives privados Utsugi, a la cual llega un escalofriante caso que conocemos desde el capítulo 1: Un joven estudiante de la secundaria es encontrado muerto en un sitio alejado. Su cuello tiene marcas de un estrangulamiento y, lo más curioso de todo, es que su cabeza está cubierta por una bolsa de papel pintada con una carita sonriente.

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Al investigar el crimen, rápidamente nos encontramos con dos antecedentes que lo convierten en un crimen mucho más complejo: la existencia de unos crímenes sin resolver ocurridos hace 18 años con muchas similitudes a lo encontrado hoy y también a la leyenda urbana de Emio, “El Sonriente”, una figura misteriosa que se acercaba a los adolescentes tristes que estaban llorando y les prometía sonreír para siempre… con una bolsa en la cabeza.

No quiero adelantar más detalles sobre la trama, pero esta premisa logra generar varias líneas de misterio paralelas que te obligan a estar pensando en todo. De pronto comenzarás a investigar un asesinato en el presente, pero luego te hallarás buscando pistas y conexiones sobre casos ocurridos hace 18 años, intentando que haya una conexión pero que también se haga justicia en estas dos líneas de tiempo.

Para ello, cada capítulo nos colocará en los pies del protagonista y de Ayumi mientras cada uno realiza acciones distintas para resolver el caso. El juego nunca nos da la opción de elegir a qué lugar ir ni con qué personaje hacerlo, sino que todo se desenvuelve frente a ti como si de una historia predeterminada se tratara. Porque sí lo es.

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Nuestro rol en cada uno de estos capítulos será el de interactuar con la escena con diferentes comandos: Con “Llamar” podemos llamar la atención de alguien que esté en la habitación, con “Hablar/Escuchar” conversaremos con la persona que tenemos al frente sobre tópicos que el juego nos propondrá y que iremos desbloqueando en la medida que la conversación avance. Este es el comando más importante sin lugar a dudas.

También hay otros como Examinar, donde podremos ver detalles de objetos que están a nuestro alrededor, Pensar, en donde el personaje organizará sus ideas y dará pistas sobre que pasos seguir y Consultar Cuaderno, donde podremos echar un vistazo al expediente del caso.

Ahora, esto que puede sonar como muchas herramientas para expresarse con libertad, en realidad son muy cerradas y lineales. Por ejemplo, el personaje tiene a su disposición un celular pero la mayoría del juego no puede usarlo. Para seguir una conversación tienes que elegir los tópicos en la secuencia adecuada (que por lo general es lógico, aunque hay una opción que se llama “Observaciones” que a veces es la respuesta solo porque no queda otra) y los personajes no avanzarán a la siguiente escena hasta que todos los diálogos que tengan que ser dichos sean dichos y todas las cosas que deban ser examinadas sean examinadas en el momento que el juego indique que tengan que hacerlo.

Visto en frío, esto escasamente podría ser considerado un juego, sino que un libro que te pide resolver un problema distinto cada vez que quieres dar vuelta una página.

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Pero la mecánica es solo la mitad de la experiencia. En realidad miento, es menos de la mitad. Porque lo que de verdad hace especial a Emio The Smiling Man como producto es su impecable nivel de producción. Si la forma es blanda y sonsa, el fondo que tiene es de un nivel superlativo.

Gráficamente, el juego es muy rico a nivel de ilustraciones. Los entornos son frescos y se ven lo suficientemente reales más que nada por sus detalles pero también por el uso de colores y formas. Los personajes también, son más bien sacados de Anime y se nota que son ilustraciones que luego fueron pasadas por algún software tipo Live2D para animarlas. Pero las animaciones, sin ser completas, se sienten reales, genuinas y también aportan al relato.

El mundo de Emio es un mundo que se siente genuino, nostálgico y atrapante, y curiosamente es más esperanzador que tétrico, a pesar de los temas que se tocan. Uno puede decir que lo que se transmite es que sus protagonistas siempre están empujando hacia adelante con la esperanza de que se resuelva el caso a pesar de todos los imprevistos y sorpresas que ocurren. Y eso se nota en gestos, en los lugares, personas que nos encontramos y más.

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Demás está decir que todos los personajes, hasta el más mínimo, tiene un actor o actriz de voz y en este caso, todas están en japonés, lo cual de alguna manera también entrega cierta naturalidad y verosimilitud a lo que está pasando frente a nosotros. Al margen de ello, las actuaciones son perfectas y aun cuando no entiendas lo que están diciendo, el cómo lo expresan, las variaciones en el tono de voz, la forma de reírse y todo nunca se sienten exageradas ni nada.

Una escena en particular, por ejemplo, el protagonista se sube en un taxi y debe conversar con el taxista, y sentí, a pesar de nunca haber tomado un taxi en Japón, que más allá de las cosas que decía, el como las decía, me llevaban a estar dentro de ese taxi.

Y déjenme también hablar sobre la escritura de este título, la cual tiene cosas muy positivas, pero también muy negativas.

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Lo que más voy a destacar es lo genuino y profundamente humano que son todas las situaciones que se relatan y que salen de lo que uno podría esperar que sea el flujo natural del un juego de misterios. Me refiero a que los personajes con los que uno conversa no están ahí solo para darte la pista o el objeto necesario para seguir con la trama.

Muchas veces hay escenas y conversaciones en donde no aprendemos nada. Otras veces te dicen que la persona no está, que vengas otro día o que no quieren hablarte ni salir de su habitación. En un videojuego, el puzzle estaría en intentar hacer que esa persona aparezca o que te hable, a pesar de no quererlo, pero allí se tornan utilitarias, simplemente un objeto.

Acá claro, lo siguen siendo, pero la diferencia está en que los diálogos siempre están para individualizar a los personajes y sus emociones en un momento tan complejo: veremos madres colapsadas, profesores nerviosos, colegas que no le toman el peso a la situación, personajes celosos y más. Ningún personaje se siente irreal, no hay bromas forzadas y todo funciona siempre para dar también cierta solemnidad a un caso que también, mientras más pasa el tiempo, más actores se van involucrando, hasta la misma sociedad.

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El punto negativo es cuando Emio recuerda que tiene que ser un juego y genera diálogos que a mi parecer suenan artificiales. Esto ocurre generalmente antes de que concluya cada capítulo, cuando los detectives se reúnen en la oficina y comparten lo aprendido. Algo que no me parece irracional hasta que llegan al momento de sacar conclusiones, que es en realidad un cuestionario para ver si has ido tomando atención al caso.

De cierta manera es algo que entiendo que sea necesario, sobre todo porque en el juego hay muchos misterios simultáneos y con la información uno puede perderse. O si por algún motivo dejas de jugar por un tiempo y se te olvida algo, sirve para reforzar. Pero hacer eso cada capítulo creo que es mucho. Siento que como un 30% del diálogo es recapitular lo que ha pasado, y quizás es algo que los detectives hacen (en ese caso, los felicito) pero es lo único que muchas veces me sacaba de la historia.

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Mención aparte también a la música: increíble, es de esas que te van a dar ganas de buscar en YouTube y dejar en loop para trabajar en tu día a día. Ah, y los subtítulos del juego están traducidos al español de España, así que no se sorprendan al ver frases muy del tipo “chaval” y “onda vital” que de todas formas se entienden por el contexto.

Finalmente, quiero decir que Emio The Smiling Man me sorprendió y derribó muchos de los prejuicios que tenía con respecto al género. Quizás no al punto de querer empezar a visitar otras historias (sobre todo la tendencia occidental de hacer parodias), pero sí a por lo menos querer visitar futuras entregas de Famicom Detective. Sigue siendo una aventura de nicho, totalmente, y entiendo que para muchos sea algo muy aburrido. Pero si algo de lo escribí te causó curiosidad o hizo algo de sentido, te invito al menos a probar la demo y veas si vale la pena convertir tu Switch en la lectura diaria antes de acostarse.

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