Review: Zelda Echoes of Wisdom es el encuentro perfecto entre dos generaciones

La primera aventura canónica protagonizada por la Princesa Zelda es un juego que exprime al máximo la creatividad en una serie que vive reinventándose, presentado en un formato clásico que es particularmente agradable para los que quedaron abrumados con los mundos de Breath of the Wild y Tears of the Kingdom.

Pocas consolas de Nintendo han tratado mejor a los fanáticos de The Legend of Zelda como la Nintendo Switch. Contando remakes, remasterizaciones y hasta spin-offs, son seis los juegos que hasta ahora Nintendo había puesto a disposición del público, todos de altísimo nivel y muy recomendados a pesar de sus diferencias.

Los amantes de los mundos abiertos vivieron la revolución de Breath of the Wild y Tears of the Kingdom. Los fanáticos de lo retro pudieron revivir Link’s Awakening y el subvalorado Skyward Sword. Y los fanáticos de la acción tuvieron acceso no solo a uno, sino a dos Hyrule Warriors.

Pero después de 7 años de travesía y una cantidad inusitada de lanzamientos, siento que Nintendo se guardó lo mejor para el final. Y es que The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom es una amalgama perfecta entre la construcción clásica de un Zelda con la evolución que naturalmente ha ido tomando la serie hacia el gameplay más creativo y abierto que se desató con Breath of the Wild.

Para muchos este es el Zelda donde por fin controlamos a Zelda, pero con la aventura ya a cuestas, puedo decir que se trata de una obra imperdible tanto para fanáticos de la serie como de los videojuegos en general.

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Echoes of Wisdom toma el tremendo desafío de por fin hacer un Zelda como los de antes -isométrico, con puzles, calabozos y llavecitas- pero trasladándolo a la época moderna. Algo que no veíamos desde la época de la 3DS con A Link Between Worlds (Triforce Heroes no lo cuento por ser una experiencia más bien multijugador).

Y lo hace de una manera espectacular, descansando en la decisión de utilizar el mismo motor gráfico que vimos para el remake de Link’s Awakening. El tener ya un motor gráfico y varios modelos tanto de enemigos como del paisaje ya listos, sin duda que dejó espacio para poder armar una aventura que es en partes iguales efectiva pero a la vez muy innovadora.

Como ya deben saber, y si no se los cuento acá, la gran novedad de este juego es que por primera vez jugaremos controlando a la Princesa Zelda, ya que Link como vemos en la introducción, es atrapado por una extraña grieta oscura que comienza a comerse la realidad de Hyrule.

Zelda, como la representante de la sabiduría en la trinidad de la Trifuerza, no podía llegar y ser simplemente un clon de Link y dotarla de una espada, sino que la princesa aprende muy temprano a usar un báculo el cual permite registrar ecos o “memorias” de objetos que encuentra en la realidad, tras lo cual puede volver a llamarlos al mundo para replicarlos y así usarlos a su favor.

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Dicho de otra manera, si jugar un The Legend of Zelda con Link es asumir el rol de un guerrero, cuando jugamos con Zelda somos una hechicera, capaz de lanzar a distancia objetos que nos pueden ayudar tanto para atacar como para movernos por el mundo, resolver puzles, hacernos recuperar energía y mucho más. En este juego Zelda es una maga, una necromancer, una healer y hasta una maga en las sombras dependiendo de qué memoria decida lanzar con su báculo. Y esta mecánica es no solo el centro del juego, sino que también lo que lo hace particularmente inteligente y adictivo en partes iguales.

Es adictivo porque rápidamente uno quiere comenzar a recolectar todos los ecos posibles para ver qué cosas pueden hacerse. Puedes copiar objetos rutinarios como piedras, camas y carteles para ir armando caminos y moverte. Puedes, por ejemplo, colocar una serie de camas unidas para armar una escalera y así subir en las alturas o cruzar abismos. Puedes invocar una caja en el agua para que flote y así llegar a una isla, o puedes invocar una piedra para lanzársela a los enemigos que vayas viendo.

Y cada vez que derrotes a un enemigo, podrás sumar su memoria a tu báculo, con lo cual comienza otra parte de los hechizos: los ataques. Al recolectar enemigos, puedes usarlos para que ataquen por ti y lo harán de la misma manera con al que actúan en la naturaleza: los pájaros atacarán volando, los peces podrás usarlos en el agua y los Bokoblins funcionarán como soldados. A ratos es como elegir un Pokémon, ya que cada personaje tiene habilidades que son contrarrestadas mejor por cierto tipo de ataques. A veces para defenderte querrás enviar un solo soldado grande, pero otras, sobre todo cuando quieres avanzar rápido, será mejor spamear muchas unidades pequeñas.

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Y este sistema de hechizos es además el alma de todos los puzles y encuentros del juego. Son muy pocas las habilidades que Zelda aprende o descubre durante el juego, pero sí el tipo de memorias que vayas capturando podrá hacer que tus posibilidades crezcan exponencialmente. Por ejemplo: si en un Zelda tradicional veías una pared con una grieta, eso significaba que debías esperar al calabozo en al cual desbloqueabas las bombas para poder abrirla.

Acá es distinto, ya que tan solo explorando de manera libre podrás encontrar algún enemigo que lance explosivos y con ese enemigo dentro de tus memorias, ya estás listo para resolver ese y otros puzles. Y es que muchas veces encontrarás situaciones que tienen más de una solución y dependerán del ensayo y error. Prácticamente todo el mapa puede ser explorado desde el comienzo, utilizando la combinación ideal de memorias, aunque Nintendo también colocó ciertas barreras para ir limitando esa posibilidad.

En concreto, cada vez que vas resolviendo calabozos o ingresando en estas grietas que están por Hyrule, tu compañero Tri irá subiendo de nivel, lo que te permitirá usar más memorias en un lugar. El juego tiene un sistema de puntos que define cuantas memorias puedes invocar en un momento determinado. Al comienzo tienes un límite de 3, pero mientras vas avanzando en la historia ese límite va creciendo. Además, las creaturas más complejas usan más puntos que, por ejemplo, una piedra o una caja, pero rápidamente teniendo acceso a 4 puntos de acción, el juego ya puede romperse más fácilmente.

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Yo por lo general soy muy conservador a la hora de jugar y no me gusta jugar haciendo el speedrun, sino que explorar cada área. Y en el templo de agua, uno de los tres primeros que aparece en el juego, tan solo experimentando y genuinamente pensando que ese era el camino, hice un skip que me permitía llegar al jefe de la zona obviando totalmente un sector del calabozo. Cuando me di cuenta que pude hacerlo mi moral me obligó a devolverme y a pasar el tempo completo, pero saber que al menos tuve la posibilidad de romper el juego un poquito fue algo emocionante.

Pero estoy seguro que hubo muchos otros momentos en el juego en los que hice soluciones que no estaban diseñadas, pero nunca se sintieron como trampa, sino que como la consecuencia de tener acceso a tantas herramientas, variadas y creativas. Si la idea era hacer un personaje que se basara en la temática de la Sabiduría, Echoes of Wisdom lo logra de forma perfecta.

Hasta ahora he alabado el juego solo por sus mecánicas, pero todos sus otros departamentos son igual de superlativos.

La historia es interesante porque esta versión de Hyrule es una versión original. De hecho nadie conoce mucho a Link y si podemos decir que está basado en algún juego, sería en el A Link to the Past, principalmente por los diseños que vemos de algunos enemigos (partiendo por el clásico cerdo de Ganon), algunos personajes como los Zoras -que vemos finalmente retratados con el diseño del juego de SNES, aunque con una solución muy creativa para incluir también a los Zoras estilizados que conocemos hoy- y el mapa, con el castillo de Hyrule al centro y una recreación casi 1 a 1 del mapa del juego clásico, pero solo para mostrar una parte, ya que Hyrule se extiende más allá de las fronteras que vimos en el SNES para mostrarnos las tierras de las razas canónicas de la serie como los Gorons, los Zora y las Gerudo.

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De hecho, hay una teoría que me gustó mucho, que dice que en A Link to the Past el mapa efectivamente podía expandirse más allá, pero nuestro personaje no podía llegar más lejos y por eso es que las razas no tenían conocimiento ni del rey de Hyrule ni de la princesa Zelda, sino que como vemos en este juego, operan más bien como unidades independientes.

Esto permite que el juego se sienta fresco y nuevo y que lleve al límite el motor del Link’s Awakening que también fue usado para mostrar un mapa más bien pequeño. Comparado con ese mundo, yo diría que este es al menos 6 o 7 veces más grande, pero por suerte se incluyeron varios lugares para poder usar teletransportación, en caso de que quieras saltar rápido de un punto al otro.

El apartado gráfico de The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom sigue siendo fiel al estilo “de juguete” que ya vimos en el remake de Link’s Awakening. Es encantador y colorido, pero al igual que ese juego, también hereda el rendimiento inconsistente. A veces el juego pasa bruscamente de los 60 cuadros por segundo a 30, lo que puede resultar en tirones, sobre todo en áreas con mucha carga visual o varios enemigos en pantalla. Sin embargo, dentro de las cavernas y calabozos, el rendimiento se estabiliza bastante. Aunque este vaivén en los cuadros por segundo es notorio, no hace que el juego sea injugable, pero sorprende que Nintendo no lo haya bloqueado en 30 cuadros estables, lo que hubiese sido menos molesto.

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En cuanto a la estructura del juego, Echoes of Wisdom mantiene el sistema clásico de los Zelda tradicionales: un gran mapa con calabozos, cada uno con varios puzles y un jefe que derrotar para avanzar. Cada calabozo está en una zona geográfica distinta, usualmente asociada a un pueblo con un problema que debes resolver antes de continuar. Entre estos calabozos, puedes recolectar piezas de corazón, rupias, hadas e ingredientes para hacer jugos, lo que reemplaza de forma más simple la mecánica de cocinar de Breath of the Wild. Hacer un jugo es sencillo: basta con mezclar dos ingredientes y ya está.

Lo interesante de este título es que, aunque vuelve a una estructura más lineal, la libertad para resolver los puzles sigue presente. Puedes elegir en qué orden cumplir algunas misiones y la manera de abordar ciertos objetivos, algo que le añade frescura al juego. Las misiones secundarias se renuevan con frecuencia y están repletas de secretos, lo que enriquece la experiencia sin perder el enfoque principal. Eso sí, uno de los riesgos de contar con esta libertad es que, para los jugadores menos creativos, puede ser fácil perderse parte de la diversión, ya que recoger memorias es opcional y el juego nunca asume que tienes ciertos objetos en un momento específico.

De hecho, a mí me pasó una vez que no sabía cómo usar la memoria de un monstruo de una forma particular para resolver un puzle (sin hacer spoilers, claro), lo cual me bloqueó por un tiempo. Estaba acostumbrado a usar soluciones más tradicionales y me costó adaptarme a la libertad que el juego da. Aun así, en un Zelda tradicional, sabías que encontrar un ítem significaba que era la clave para resolver todos los puzles del calabozo, mientras que aquí las restricciones son mínimas y puedes resolver los retos de múltiples maneras.

Este equilibrio entre lo tradicional y la libertad que introdujeron juegos como Breath of the Wild y Tears of the Kingdom se plasma perfectamente en Echoes of Wisdom. No es un juego lineal, pero tampoco te abruma con demasiada libertad. Está justo en el punto medio, lo que me pareció ideal.

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La música del juego también merece elogios. Aunque introduce melodías nuevas, hay guiños a los sonidos históricos de la saga. La música de cada área es ligera y agradable de escuchar, aunque debo admitir que la de las cavernas y las grietas es un tanto monótona en comparación con el resto. En esas áreas, la música se vuelve más oscura y repetitiva, pero entiendo que es una decisión temática para reflejar el ambiente lúgubre.

La aventura es más corta y compacta en comparación con los títulos más recientes, con una duración de entre 15 y 20 horas, lo que se siente más alineado con los Zelda clásicos. Para aquellos que ya no tienen tanto tiempo para dedicar a juegos inmensos, como es mi caso, esto es algo que se agradece.

En resumen, más allá de los problemas de rendimiento, The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom es una adición maravillosa a la saga. Complace a dos generaciones de jugadores por igual, con una mitología intrigante y una jugabilidad que demuestra que la Nintendo Switch sigue siendo relevante, incluso en su séptimo año. Para mí, es mi Zelda favorito en esta consola, y un cierre perfecto a un año en el que Nintendo le ha dado el protagonismo que merece a las princesas.

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