Rafa Araneda y sus años en la conducción de Viña: "Gracias con mayúscula"

A través del teléfono hablo con una periodista colombiana. A ella le llama la atención el impacto que tiene el Festival de Viña en América Latina. Me dice que sólo ha visto nuestro show a través de CNN, TNT y HTV, las cadenas asociadas a CHV en la transmisión, y me pregunta sobre qué responsabilidad siento al ser conductor -junto a Carolina de Moras- de uno de los certámenes más importantes a nivel mundial.

No deja de erizar la piel escuchar a una persona hablar con tanta admiración y respeto del trabajo que hacemos acá, en el confín del mundo, y que lanzamos a los cinco continentes.

Los elogios de la prensa internacional al Festival no pueden más que elevar nuestros propios límites. Hacemos un espectáculo de excelencia, con estándares del primer mundo, y una parrilla vigente en los principales escenarios del planeta.

No se trata de caer en chauvinismo desmedido. El nivel que ha alcanzado nuestro "Festival de Festivales" es extremadamente alto. Ejecutivos de las más importantes cadenas latinas nos han llenado de elogios y hoy, ad portas de vivir las seis últimas noches de fiesta, siento la responsabilidad de agradecer a todos quienes han confiado en mi trabajo.

En primera instancia, la familia. Hace ocho años, cuando debuté en la Quinta Vergara, mis hijos tenían otros gustos y pedían ir al Festival a ver al papá. Eran más pequeños y les daba sueño temprano. Hoy lo hacen por eso y, principalmente, por el show. Es la ley de la vida. Hay que asumir los cambios y los intereses propios de la edad. En este contexto, imposible no mencionar a Marcela, mi mujer. Estoicamente ha soportado el desfile del equipo en la habitación del hotel. Ha sabido escuchar, aconsejar y entender mi trabajo, mis desvelos y mis desafíos profesionales de la mejor manera.

De la misma forma, resulta importante destacar a Carolina de Moras, mi partner y amiga. En los momentos más emotivos en la Quinta nos hemos contenido mutuamente. Eso, se agradece.

Se vienen seis noches de fiesta, música, baile y humor. Por mi parte y como equipo, cerramos un ciclo que comenzó con un contrato por cuatro y años que se renovó por igual período. Tomamos el Festival el año 2011 en un escenario muy distinto al actual. En aquella licitación Canal 13 no se presentó y TVN hizo un ofrecimiento de $0 como renta para el municipio. Nuestro querido festival para el mercado de la televisión había perdido valor. Chilevisión apostó por un proyecto para agregarle valor y ganó.

El 2014 se produjo una nueva licitación y CHV logró quedarse nuevamente con la concesión, pese a que los ceros se multiplicaron y las ofertas de todos los canales subieron. Así se había revertido la tendencia y, nuevamente, era atractivo para la industria tener el Festival.

En estos siete años (estamos a punto de iniciar el octavo) hemos desarrollado un concepto moderno, acorde a los tiempos; se han generado programas satélites de gran éxito, siendo la Gala el principal de los espacios festivaleros fuera de la Quinta Vergara.

El valor de la marca Festival de Viña volvió a subir como fruto del trabajo de un equipo multidisciplinario que de la mano del grupo Turner le imprimió valor. Hoy enfrentamos la responsabilidad con la misma humildad del primer día en la Quinta Vergara, para entregar un producto de calidad que está sobre los vaivenes de la audiencia. Porque en los últimos años al Festival la industria de la TV le compite con productos de alto impacto en rating. Algo muy diferente de años y décadas anteriores, donde la TV repetía y repetía programas del invierno u otros similares que dejaban a Viña como la única alternativa programática.

Agradecido

Por eso digo "GRACIAS", con mayúsculas, porque gracias al apoyo del público y del trabajo maravilloso de este equipo hemos logrado objetivos importantes en escenarios hipercompetitivos, donde la tecnología también nos ha puesto a prueba para conseguir una transmisión global en 360 grados, satisfaciendo a un público que utiliza múltiples pantallas, todas las redes sociales, y los diferentes formatos que han permitido mantener la emoción y la esencia de Viña, dando pasos al futuro más allá de la nostalgia.

Por eso y mucho más, gracias, Festival. Nos vemos en Viña 2018.

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