A primera hora de la mañana se escuchan algunos ladridos en un albergue para solicitantes de refugio en Sao Paulo. La llegada de los perros da comienzo a la terapia con animales, una iniciativa con la que una organización brasileña busca el estímulo físico y síquico de los recién llegados.
Cuarenta personas, la mayoría nigerianas y angoleñas, viven desde hace meses en la Casa da Passagem, un centro temporal de acogida en el que los inmigrantes tienen su primer contacto con la realidad brasileña.
La adaptación, cuentan, no siempre es fácil y las expectativas a veces se diluyen por el camino debido a las dificultades que muchos de ellos enfrentan a la hora de encontrar empleo en un Brasil sumergido en una profunda crisis económica.
LOS REFUGIADOS Y LOS ANIMALES
Pero los dramas personales quedan por unas horas de lado cada treinta días, cuando los animales invaden la sala principal del albergue para interactuar con los huéspedes, especialmente con los más pequeños.
El contacto con los perros consigue romper la barrera de la desconfianza, el miedo y el prejuicio y fomenta el vínculo afectivo entre los solicitantes de refugio, que suelen permanecer en el albergue una media de seis meses.
Oyn, una niña procedente de Nigeria, duerme en sus brazos a uno de los perros, de nombre Pequeno, mientras le canta una nana junto a una de las voluntarias de la ong INATTA, que hace un año comenzó en la Casa de Passagem el proyecto "Mejor Amigo del Refugiado".
El objetivo, explica, es estimular a los inmigrantes que acaban de llegar a Brasil, principalmente a los niños, y fomentar la relación afectiva entre ellos.
"Cuando traes un perro abres una puerta para comunicarte con ellos. A veces están cerrados y no quieren conversar. Pero a todos les gustan los perros e incluso los que tienen miedo, acaban expresando su cariño por ellos", señala la voluntaria Mónica Yong.
Durante una hora los niños acarician a los perros, les llevan a pasear por las instalaciones del albergue, les dan de comer y les cuentan historias, mientras los adultos se hacen fotos y quedan impresionados de ver "perros tan grandes".
TERAPIA EXITOSA
El abogado de la Casa de Passagem, Luis Felipe Oliveira, considera que la asociación con INATTA, que comenzó hace un año, ha sido "exitosa" y ha ayudado a los solicitantes de refugio que se hospedan en el albergue mientras consiguen su autonomía en Brasil.
"Los solicitantes de refugio llegan muy debilitados. Todo lo que contribuya para que consigan mejorar y superar el pasado de fuga, de miedo, es una iniciativa exitosa", asegura Oliveira.
La casa fue construida en 2014, cuando se registró un exponencial aumento del número de refugiados en Brasil, principalmente provenientes de Haití.
Allí aprenden portugués, se adaptan a las costumbres de su nuevo país y preparan la documentación para entrar con la solicitud de refugio, según apunta Floriano Pesaro, secretario de Estado de Desarrollo Social de Sao Paulo.
Brasil reconoció a 9.552 refugiados de 82 nacionalidades en 2016, alrededor de un 12 % más que el año anterior. La mayoría llegó desde Siria (326) y República Democrática del Congo (189), seguidos de Pakistán (98), Palestina (57) y Angola (26).
Las solicitudes de refugio, sin embargo, cayeron un 64 % en 2016 en comparación del año anterior, según los datos del Ministerio de Justicia de Brasil.