La casa por la ventana tiraron Carla y Claudia, las perritas hermanas que dedicaron su vida a las labores de rastreo de personas en grandes tragedias, y que finalmente recibieron su merecida jubilación luego de cumplir 10 años al servicio de Carabineros en Iquique.
Las cachupinas son verdaderas heroínas en cuatro patitas, ya que dentro de sus principales pegas se rompieron el lomo en emergencias como el 27 F y los aluviones de Copiapó y Tocopilla, además del terremoto del año 2014 en Iquique.
Cabe destacar que su merecido descanso fue determinado por la comisión técnica de la Escuela de Adiestramiento Canino de la policía uniformada, que de cuando en cuando se pega una vuelta por las regiones para echar un ojo a los animales que prestan servicio a la institución.
En el caso de Carla y Claudia, se determinó que ya era hora de regalonearlas y mandarlas a descansar.
Vivarachas
Según nos contaron los verdes, las perritas pertenecen a una misma camada, son mezclas de labrador y golden, y fueron entregadas a Carabineros por un particular cuando apenas tenían dos meses de vida.
Llegando a los 10 meses ya estaban en el curso de adiestramiento junto a sus guías para aprender a desarrollar sus instintos.
Más tarde Claudia fue destinada al Gope de Iquique a cargo del sargento Wilivaldo Espinoza y Carla, a la primera comisaría de la misma ciudad, bajo los cuidados del sargento Mauricio Calderón.
“Desde el día uno ambas perritas destacaron por su destreza, lo que significó que fueran requeridos sus servicios en Constitución, tras el terremoto que afectó a Chile el 2010, con la misión de localizar los cuerpos que dejó la tragedia”, señaló Calderón.
En el pasado aluvión de Tocopilla, las hermanas cuadrúpedas encontraron los cuerpos de Mirna Virginia Bugueño, de 77 años, y Teresa Angélica Díaz Bugueño, de 55, quienes estuvieron desaparecidas después que el agua y el barro arrasó con ellas y la casa que compartían, en agosto de este año.
A regalonear
El sargento Mauricio Calderón explicó a La Cuarta que las perritas siempre trabajaron juntas, una marcaba y la otra confirmaba el hallazgo. “Hasta ahora han cumplido una labor ejemplar, pero los años se comenzaron a notar y la idea es que puedan descansar antes de que las enfermedades las afecten”, explicó el poli que detalló que se quedarán con los respectivos carabineros con los que trabajaron toda la vida.
¿Y la jubilación? El policía reveló que las coludas no recibirán ni un mango, pero hizo cruz pa’l cielo que “ambas disponen de todas los medios de la institución si llegaran a enfermarse. Es que sólo merecen lo mejor por su impecable labor”, remató orgulloso.