Aumento de los costos para los dueños de las mascotas, además de eventuales retrasos en las atenciones a los animalitos y hasta el surgimiento de un mercado negro, son los principales problemas que los veterinarios del país prevén si se aplica la restricción que el Instituto de Salud Pública (ISP) estableció a la venta de fármacos de uso humano a estos profesionales.
La polémica se desató luego que el Colegio Médico Veterinario denunciara que el ISP, "está multando a quienes utilicen y expendan a los médicos veterinarios fármacos formulados para humanos".
El instituto, por su parte, negó que esté cursando multas, pero reconoció que está fiscalizando a establecimientos que almacenan, distribuyen y expenden productos farmacéuticos para el empleo por parte de personas.
A continuación te entregamos las claves para entender el conflicto.
El botiquín
El tema del botiquín es el punto central de toda esta discusión, porque la ley es clara en establecer que para la mantención y uso interno de productos farmacéuticos, "las clínicas, maternidades, casas de socorro, campamentos mineros, termas, postas médicas, cuarteles, navíos, cooperativas de consumo, clínicas veterinarias y otros establecimientos deben contar con un botiquín" que permita, por ejemplo, mantener la cadena del frío en algunos insumos.
El asunto es que aunque la legislación data de 1985, en 30 años jamás había sido fiscalizada como ocurre en la actualidad.
Y es por ello que la inmensa mayoría de las clínicas veterinarias del país no cuentan con dicho botiquín y consguirlo no es nada de fácil, según indicó la diputada independiente Karla Rubilar.
"El problema es que se autoriza la venta, pero sólo a quienes tengan botiquín y nadie lo tiene porque es un trámite súper engorroso, y si para las veterinarias grandes es difícil, para un veterinario de terreno, sea de medicina mayor o menor, es imposible", explicó la legisladora.
Resolución sanitaria
El Colegio Médico Veterinario precisó que "la aprobación de uso de botiquín tiene como prerrequisito la obtención de Resolución Sanitaria del establecimiento donde este botiquín es almacenado, y las clínicas veterinarias legalmente no requieren de esta resolución, lo que implica que la gran mayoría de estas no la posea".
O sea, se trata "de un vacío legal que perjudica aún más, ya que (a las clínicas) se les hará imposible conseguir esos permisos", precisó por su parte la diputada Rubilar.
En terreno
De acuerdo a lo indicado por los veterinarios, la normativa que está fiscalizando el ISP no considera que "existe un elevado número de profesionales que realiza atenciones de forma independiente y no requieren de infraestructura, así como todos aquellos veterinarios dedicados a la medicina de ganado y animales mayores, donde los pacientes son atendidos en terreno".
Los problemas prácticos de transportar el botiquín les haría imposible a estos profesionales realizar su trabajo con los estándares de calidad actuales.
Los insumos
Otro de los cuestionamientos surgidos desde el Colegio Médico Veterinario tiene que ver con la restricción del uso en animales de fármacos elaborados para humanos.
Es que si bien existen alternativas farmacológicas para los animalitos, en la práctica son mucho más caras que sus símiles para humanos.
Por ejemplo, la alternativa a una amoxicilina para humanos, que cuesta menos de mil pesos, se llama biotivet y tiene un valor de ocho mil pesos.
Pero, además, muchos de los productos utilizados por los profesionales simplemente no existen en una presentación especial para uso veterinario.
Comercialización
La fiscalización de la normativa vigente que prohíbe a las droguerías, distribuidoras de productos veterinarios y comercializadoras, vender cualquier producto, medicamento u otro elemento catalogado como "De uso humano" a quienes no cuenten con aprobación de un botiquín ante la autoridad correspondiente, llevaría en la práctica a que los médicos veterinarios deban adquirir estos insumos en las farmacias, por lo que según el colegio de la orden, "los valores pueden ser hasta 5 veces mayores al que puede ser obtenido en distribuidoras. Esto perjudica y encarece los tratamientos tanto a los profesionales, como a todos los ciudadanos que requieren de servicios médico veterinarios".
Propuestas
Con el propósito de llegar a una solución que deje conformes a ambas partes, el Colegio Médico Veterinario planteó tres propuestas concretas:
- Establecer un listado de productos afectos a la regulación del botiquín, en la cual se excluya todo tipo de productos de venta libre en farmacias, así como aquellos que son obtenidos mediante receta simple. No existe justificación para que estos productos puedan ser obtenidos en farmacias por cualquier ciudadano, y que se les exija regulación adicional para el expendio desde distribuidoras a los profesionales que legalmente están facultados para su utilización, como son los médicos veterinarios.
- Implementar la medida de regulación del botiquín luego de un proceso de divulgación de al menos 6 meses, que permita a los profesionales conocer la normativa para poder cumplir con las exigencias de esta.
- Actualizar la normativa y reglamentación, considerando las particularidades de la profesión médico veterinaria, y abriendo alternativas adicionales para que los profesionales independientes y que trabajan en terreno puedan alcanzar los estándares requeridos por la autoridad sanitaria.