La empresa de agua potable y alcantarillado unió a su equipo de trabajo a una Deutsch Drahthaar de cinco años que tiene la habilidad de detectar cloro y flúor en el agua.
En marco de establecer una iniciativa como parte de la estrategia para combatir fugas de gas y de agua potable en el Gran Santiago, la empresa chilena de servicios sanitarios de agua potable y alcantarillado, Aguas Andinas, añadió a una nueva trabajadora a su equipo que ha llamado la atención de muchos trabajadores y clientes.
Suki, una perrita de cinco años de edad ahora es parte de Aguas Andinas en el cual tiene solo un trabajo: prevenir y detectar fugas para evitar cualquier accidente.
Hasta la fecha, Suki ya ha recorrido un total de 360 kilómetros en Santiago detectando 740 fugas y recuperando una cantidad de agua equivalente al consumo anual de más de 14.000 personas.
Su impacto en la conservación de este recurso vital ha sido sumamente importante, ya que Suki es una clara muestra a la innovación y constante colaboración para Aguas Andinas, lo que marca la diferencia en la preservación del medio ambiente y el bienestar de la comunidad.
El poder del olfato
La integración de Suki a Aguas Andinas forma parte de una iniciativa y compromiso con la eficiencia hidráulica en una Biociudad, donde desde el 2023 la empresa de agua potable y alcantarillado ha trabajado en combatir todo tipo de fugas para ayudar de manera positiva tanto al medio ambiente como a los clientes.
Así, Suki se logró convertir en la primera perra Deutsch Drahthaar en detectar este tipo de fugas gracias al entrenamiento de seis meses que estuvo a manos de un equipo liderado por Sebastián Magnere, quien logró formar a esta mascota con un temperamento tranquilo y con la habilidad de distinguir diferentes tipos de olores.
La especialidad de Suki es detectar los olores del cloro y el flúor, dos componentes comunes en el agua potable en la que esta perrita ha logrado acertar a un 96% de las fugas detectadas hasta la fecha.
Además, la Deutsch Drahthaar anda equipada igual que sus compañeros humanos, en la que usualmente suele llevar un traje especial que la protege del calor y calzado para cuidar sus patas, ya que normalmente recorre cerca de 3 kilómetros diarios para hacer efectiva su labor y cuidar así a miles de clientes y usuarios de Aguas Andinas.