Aunque no es lo ideal, hay quienes están obligados a dejar solos a sus perros en la casa mientras trabajan.
Para ellos tenemos ocho consejos que los ayudarán a manejar de mejor manera la situación.
Conoce a continuación las recomendaciones.
LOS CONSEJOS
1. Limitar las horas en que el perro se queda solo.
Un prerrequisito fundamental para gestionar mejor la soledad de nuestro perro consiste en limitar las horas en las que el animal permanece sin compañía.
Por ejemplo, puedes comprometerte a pasear a tu mascota en la hora de la comida, coordinar turnos con otros miembros de la familia o confiárselo a un amigo o un cuidador.
2. Cuida la relación perro-dueño
Una buena relación entre el perro y el dueño ayuda a aliviar la sensación de peligro que siente el animal cuando se queda solo. Sobre todo en cachorros, para los cuales el dueño reemplaza a la madre y representa una base sólida desde la cual salir y volver.
Gracias al refuerzo positivo por parte del dueño, el perro puede llegar a ser más independiente y reaccionar así con más calma frente al desapego del grupo social al gestionar mejor sus emociones.
3. Acostumbrar al perro a quedarse solo de a poco
Cuando llega un cachorro a su casa debes conseguir acostumbrarlo a quedarse solo de forma gradual. ¿Cómo? Empieza por dejarlo solo en una habitación durante cinco a diez minutos. Si se queja dale una actividad alternativa y evite consolarlo de forma inmediata.
Al reunirte con tu cachorro intenta hacerlo aprovechando un momento de relativa calma. De este modo conseguirás que no asocie su estado de tranquilidad con el regreso de la persona en la que más confía.
4. Establece una rutina con el perro
Una rutina predecible es un manera eficaz para reducir el estrés en un perro. Respetar los tiempos fijados para las diferentes actividades, como la alimentación, las acciones de caminar, jugar y la limpieza, ayuda a que el animal aprenda a tolerar mejor los períodos de separación del grupo social.
5. Pasar tiempo de calidad juntos
La calidad del tiempo compartido entre animal y propietario resulta fundamental. En cada oportunidad de interacción social – juegos, socialización con otros perros, co-habitabilidad en la casa- el propietario debe proporcionar una retroalimentación continua (con palabras, premios o juegos) que van mucho más allá de caricias y alimentos.
6. Proporcionar al perro un lugar seguro
El perro debe contar con un lugar seguro (como una casa, techo o cojín) que representa paz y tranquilidad y que no esté asociado con malos recuerdos. Su zona confortable, donde el perro recibe por parte de su propietario golosinas, como caricias, juguetes masticables y recompensas de comida.
Este lugar seguro puede ser, para un cachorro, un recinto que se encuentre en la zona más frecuentada de la casa, para que no lo asocie con la soledad, y que se mantenga abierto en determinadas horas del día.
Al colocar a la mascota dentro de la caja, debes proporcionarle estímulos positivos (premios y juguetes) para que evite asociar el hecho de estar en ese lugar con un castigo.
7. Proporciónale actividades durante tu ausencia
La clave para evitar que el perro provoque daños en la propiedad consiste en ofrecerle actividades alternativas para que se recree durante sus momentos de soledad. Los perros, como los humanos, se aburren.
Para ello puedes usar juguetes masticables que lo mantengan ocupado, pero siempre recuerda ofrecerle estos juguetes en tu presencia, al menos las primeras veces. De esta forma asegurar que estos elementos se perciban como una recompensa antes que como una señal de ausencia, y para mantener el interés del perro sobre los juguetes conviene que tenga contacto con ellos de forma alternada, es decir, que no acceda a ellos permanentemente.
8. Evita los castigos tardíos
No retarlo por el mal comportamiento (como daños en la casa) después del hecho, porque el animal no tiene las herramientas para vincular el castigo con lo que ha cometido.
Este tipo de acciones le llevan a que perciba al dueño como alguien impredecible y puede acarrear que se sienta más inestable.