Ambas aves son muy difíciles de ver, y hasta hace pocos años una de ellas ni siquiera estaba registrada en Chile. “No se había detectado una interacción directa entre ellas”, destaca un ornitólogo sobre estas fotos en la Región de Valparaíso.
Manuel Rojas sabía que por ahí andaba el críptico burrito negruzco (Porzana spiloptera), en el santuario natural Humedal Río Maipo, en la comuna costera de Santo Domingo. Insospechadamente, hace poco se lo había visto, siendo el segundo registro para la Región de Valparaíso, considerando que el primero había sido en el 2017, pero en la laguna del Inca, hacia la Cordillera de Los Andes.
A fines de septiembre del 2023, el santodomingano salió en solitario a dónde creía que podía estar, por el “tipo de vegetación”, detalla. Armado de paciencia, esperó en un sitió y apareció, al poco rato, caminando, el burrito. Así, luego de que había sido visto por el ornitólogo Pablo Gutiérrez y el guardaparque Pablo Soto, era el turno de Manuel de verlo con sus propios ojos.
Ya con la certeza ahí tenía su hogar, el domingo 8 de octubre fue nuevamente, un poquito más temprano durante la tarde, con mejor luz, esperando a que pasara por donde lo pilló la primera vez.
Se ubicó y, tras sólo pocos minutos de espera, a unos siete metros suyo, avanzaba un burrito negruzco por una suerte de “veredita” del río. Se abría paso y, de repente y de reojo, vio que algo se movía en perpendicular. Manuel pensó que se trataba de una parejita. Pero no. Mientras el burrito avanzaba para metros más adelante devolverse, resultó que el nuevo aparecido era en realidad un pidencito (Laterallus jamaicensis salinasi), que había salido al encuentro de su pariente de la familia de los rálidos (Rallidae), para esperarlo con imponencia, dominio, cuando se lo topara de vuelta.
El fotógrafo al tiro los diferenció, a pesar de su parecido para el ojo no experto. El pidencito tiene un lomo como si se lo hubieran pintado con puntillismo, mientras que el del burrito es más atigrado. “Se van a juntar, se van a juntar”, pensaba Manuel, que ya vislumbraba el cruce que se daría: “Veía venir la foto, alucinaba”, recuerda sobre estas dos aves fantasmales.
“No hubo ninguna interacción de pelea, grito, nada”, detalla sobre el encuentro de especies. “Se cruzaron, se ‘saludaron’, como dos perritos buena onda, y cada uno siguió en los suyo”.
El pidencito tomó la ruta por la que venía el burrito, que se devolvió, lo siguió y los dos se metieron entre unas ramas. “Se quedaron ahí juntos, y aparentemente el burrito acicaló al pidencito, como si le estuviera picoteando la cabeza”, relata Manuel según pudo registrar en unas fotos. “Esa interacción me llamó ene la atención”.
“Vi que venía algo súper potente porque se iban a cruzar, las dos especies más difíciles de ver en los humedales”, revive Manuel sobre aquel cruce que se dio con total calma, pausadamente entre ambos protagonistas. “Se dieron varios factores: que se mostraran en un lugar despejado, que hubiera buena luz y que, más encima, se juntaran e interactuaran”, remata.
Por qué es importante
“El registro de las dos especies juntas es algo tan poco probable, que seguramente pasarán muchos años antes que ocurra alguno similar, es uno en un millón”, destaca Pablo Gutiérrez Maier, veterinario y coordinador de proyectos en la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), quien de hecho se dedica al estudio del pidencito en la V Región.
El experto remarca que “intentar ver y fotografiar a estos rálidos es algo sumamente difícil, que pocos observadores y observadoras han logrado, por lo que verlos juntos es rarísimo”.
Junto con ello, agrega que, si bien ambos parientes se han encontrado simultáneamente en lugares de las regiones del Biobío y La Araucanía, como los Lenga y Rocuant-Andalien y el lago Calafquén, “no se había detectado una interacción directa entre ellos”, destaca, lo que reafirma que “aún quedan muchos aspectos sin conocer de la historia natural de ambas especies”.
Manuel, en tanto, analiza que “ver pidencitos es súper difícil, porque su conducta es muy similar a la de un ratón; se habla de que se mueven en ‘carriles’, que son justamente los túneles que hacen ellos mismos o los roedores”. De hecho, “varias veces lo tuve cantando en los pies, se movían las plantas entre medio; pero no lo puedes ver porque está siempre escondido”, a pesar de que “es muy audible, siempre está cantando o gruñendo sin verse”.
El burrito, en cambio, según la experiencia del fotógrafo, “se muestra, es de las más exhibicionistas que he encontrado, son más curiosos; pero no vocalizan, no lo hemos escuchado prácticamente nunca cantar”, compara.
Así que, “para mí, es una foto histórica por lo que significa, y que el momento se vuelva a repetir es complicado”, manifiesta.
Qué es el Burrito negruzco
Los primeros registros de burrito negruzco datan recién del 2014 en Chile, y especialmente del 2019, hasta el presente. Sucede que desde ese año en adelante se confirmó la presencia de la especie en el país —con presencia también en Argentina, Uruguay y Brasil—. Antes se lo confundía con el pidencito, pero unas fotos tomadas en el humedal de Lenga (por Pablo Gutiérrez) despertaron las dudas del ornitólogo Charly Moreno: algo no calzaba en el plumaje.
Aquella observación culminó en julio de esa temporada con una publicación titulada: “El Burrito negruzco, una nueva especie para los humedales de Chile”, en la revista especializada La Chiricoca.
“La historia de esta especie en Chile es bastante interesante, ya que no hay forma de confirmar si efectivamente pasó desapercibida por décadas o si hubo una colonización reciente”, plantea el ornitólogo de la ROC. “Lo que conocemos sobre su origen es que se detectó una población en los humedales de Talcahuano”, pasando piola por mucho tiempo, ya que “se asemeja bastante” a su pariente, “incluso en sus vocalizaciones”, detalla.
“Quizá están hace muchos años en Chile, pero son pocos ejemplares”, sugiere Manuel.
Ambas especies se consideran “raras” de ver, según la guía Aves de Chile, de Daniel Martinez-Piña. Por su parte, la guía Aves de los humedales chilenos, de Pedro Pablo Rosso y Jaime Álvarez, califica la chance de avistamiento del pidencito como “muy baja”, mientras que la del burrito negruzco como “remota”.
Al pidencito se lo tiene identificado entre las regiones de Atacama y Los Ríos. Al burrito se lo conoce en los humedales entre las regiones del Biobío y Los Lagos, por lo que “el registro en el Humedal Río Maipo (Valparaíso) es muy llamativo, ya que puede significar que la especie esté en más lugares que los que se cree, pasando desapercibida”, destaca Pablo. “Esto es una invitación a que observadores y observadoras puedan buscar la especie en humedales de la centro-sur”, cierra.
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