Entre algodones y bajo la atenta mirada de su familia permanece Opie, un tierno gatito que se transformó en el héroe de la casa tras recibir un balazo que, de no estar él, habría herido de gravedad a un niño de 3 años que estaba a su lado.
El notable caso ocurrió en la ciudad de York, en Pensilvania, Estados Unidos, cuando un balazo rompió un vidrio e ingresó en la pieza que compartían el niño y su minino regalón.
Angélica Snipe, madre del pequeño, corrió a la habitación de su retoño y pareció aliviarse cuando vio que dormía plácidamente. Pero su tranquilidad duró poco, porque casi altiro se percató que el felino estaba herido.
Rápidamente lo llevó al veterinario, el que le aconsejó aplicar la eutanasia, pero ella se negó de plano, sobre todo porque estaba convencida que si Opie no hubiera estado junto a su hijo de tres años, sería este último el que estaría en el hospital.
"Quería mantenerlo. Él era el pequeño héroe de mi hijo, así que quería mantenerlo conmigo", explicó la mujer, que hoy cuida al gato como si fuera de cristal.
