Como último recurso para evitar que el único ejemplar de rinoceronte blanco del norte macho que queda con vida sea víctima de los cazadores furtivos, las autoridades de la Reserva Ol Pejeta, en Kenia, decidieron ponerle guardaespaldas que lo cuidan día y noche.
Es que el hecho de estar al borde de la extinción no ha hecho que los traficantes dejen de masacrarlos para obtener su preciado cuerno, que puede llegar a valer 75 mil dólares el kilo.
Para hacer frente a los cazadores furtivos se dispuso una constante vigilancia que incluye hombres armados, patrullajes en vehículos y helicóptero, y perros entrenados para detectar humanos.
De acuerdo a las proyecciones, la única forma de salvar de la extinción al rinoceronte blanco del norte es la inseminación artificial, porque ya hay almacenado material genético y solamente se debería cruzar a las hembras con otras especies similares de rinocerontes.
Sudáfrica: 1.215 rinocerontes fueron asesinados el año pasado | La Cuarta