Hoy, un tierno cachorrito de nombre Grizz, fue abatido a tiros por la policía neozelandesa. El bello can formaba parte de un entrenamiento para convertirse en perro detector de seguridad del aeropuerto de Auckland.
Pero -para su mala pata- en plena práctica, el pobre Grizz se asustó y se soltó de su correa. Arrancando por la pista de aterrizaje durante horas, tiempo en el que el personal de seguridad intentó todo por detenerlo. Y que, además, obligó a retrasar 16 vuelos programados.
Ante esa situación, los guardias intentaron diferentes técnicas para atraer al can: juguetes, golosinas e, incluso, otros perros... aunque ninguna de ellas tuvo éxito.
Finalmente, tras horas arrancando por toda la pista, los guardias dieron por vencidos y decidieron dejar en manos de la policía el destino del can. Los cuales sólo atinaron a pararlo con algunos disparos, siendo abatido y falleciendo en el lugar.
Los animalistas sacaron la voz por Grizz
Ante este hecho, toda la barra animalover mostró los dientes y comenzó a criticar duramente la actitud de los pacos neozelandeses. Ya que, según dijeron los amantes de los peluditos, los polis deberían haber utilizado tranquilizantes en vez de balas de verdad.
A pesar de que, según contaron fuentes sapas del zoológico de Auckland, no es tan sencillo contar con pistolas y dardos tranquilizantes para estos casos… Una penita y Q.E.P.D el pobre Grizz.