“Es cada vez más conocido, y la gente lo reconoce”, analiza el investigador Nicolás Lagos, pero advierte que esta especie nativa sigue siendo “muy rara y sus densidades poblacionales muy bajas”.
Una serie de registros de gato andino (Leopardus jacobita) se han viralizado en redes sociales durante los últimos días. Los videos y fotos con este felino nativo como protagonista, realizados a lo largo de su distribución chilena, han despertado la atención de la comunidad científica y conservación.
El más reciente ocurrió en el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca, en Lo Barnechea, Región Metropolitana, siendo imágenes inéditas para dicho espacio natural, tomadas con cámaras trampa en un proyecto conjunto entre la Alianza Gato Andino (AGA) y Greenpeace Chile, difundidas durante el 23 de mayo; aunque datarían de abril.
“Teníamos sospechas de que la especie habitaba en el área, ya que el ambiente del santuario, por sus roqueríos similares a los de registros similares, parecían favorables para detectar su presencia”, explicó el investigador Bernardo Segura, de la AGA, en LaderaSur. El individuo observado fue un macho en aparente buen estado de salud.
Este felino fantasmal suele habitar en bofedales, que son humedales en altura, que generalmente brotan de las aguas subterráneas hacia la superficie. Se considera a la vizcacha como su presa predilecta, y en Yerba Loca abunda este roedor nativo.
Yerba Loca enfrenta entre sus amenazas el proyecto minero Los Bronces Integrado, que ampliaría la mina hacia la Cordillera de Los Andes, bajo los suelos del santuario.
Casi dos semanas atrás, en la Región de Antofagasta, otra persona, Edward Vega, compartió un video en que aparecía uno de esos felinos durante un tour a los géisers del Tatio, viniendo desde San Pedro de Atacama. El gatito permaneció parado entre medio de un roquerío, sólo separado por una baranda del testigo que lo grababa, para luego desaparecer en un espacio entre las rocas.
“Este lindo encuentro el día de hoy con este precioso gato andino, que tuvimos la suerte de tener muy cerca”, expresó Edward en su cuenta de Instagram. “¡Qué lindo y qué afortunados!”.
“Fue fortuito, se les apareció el gato mientras estaban en la van de vuelta de un tour, en un lugar donde hay presencia de gato y donde han habido registros previos de la especie”, explica Nicolás Lagos, investigador y conservacionista especializado en puma y gato andino, a La Cuarta. “Básicamente fue mucha suerte y estar en el lugar correcto en el momento correcto”.
Buscar al gato andino
El tercer encuentro ocurrió durante los primeros días de mayo, en una expedición turística por la Reserva Nacional Las Vicuñas, en la Región de Arica y Parinacota, en alturas sobre los 4.000 metros.
“Estuvimos en el altiplano durante una semana, usando quince horas al día en su búsqueda, caminando bastante, recorriendo su hábitat, leyendo el terreno, tomando en cuenta su comportamiento, pensar como uno más para entender las zonas donde debería estar”, relató en su cuenta de Instagram uno de los testigos… La búsqueda dio resultados, e incluso pudieron tomarle fotos durante más de media hora, mientras reposaba en una terraza.
Nicolas analiza que aquella “fue una expedición que fue específicamente a buscar el gato a su hábitat natural, entonces involucró horas de trabajo en terreno, búsqueda de día y noche, lo que finalmente dio frutos”. Es decir, “fue mucho esfuerzo detrás a diferencia del de San Pedro, que fue algo fortuito”, compara.
Respecto a esta serie de registros de unos de los gatos más amenazados y difíciles de ver en el mundo, Nicolas destaca que —quizá por lo mismo— este “es cada vez más conocido, y la gente lo reconoce”. De hecho, sugiere que “quizás en el pasado puede que haya habido registros de gato, de gente que se los topó mientras andaba de excursión, y probablemente muchos pasaron desapercibidos porque la gente no lo reconoció como tal y como una especie tan relevante, tan difícil de ver y tan especial”.
El también conocido como “fantasma de Los Andes” reside en tierras cordilleranas de Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Acá, se encuentra desde el norte hasta la Región Metropolitana, e incluso en mayo del 2023 se lo observó en en el Parque Nacional Radal Siete Tazas, Región del Maule; de hecho, al otro lado de la cordillera, se lo ha hallado hasta Neuquén, a la altura de Chillán.
En 1891 el naturalista alemán radicado en Chile, Rodolfo Philippi, había descrito una especie felina que correspondía a las características de este gato, con su distintiva cola larga, gruesa y anillada. Lo vio cerca de La Dehesa y, cuando se lo comenzó a estudiar en la década de 1990, se lo creía extinto en la Metropolitana; sin embargo, en la última década se lo registrado de norte a sur, como camino a Valle Nevado, en Aguas de Ramón y en el Cajón del Maipo.
Hasta 2004, en Chile se conocían de él apenas cuatro fotografías en la zona altiplánica, hasta que proyectos de investigación y monitoreo habían permitido extender su rango de distribución hasta el interior de Los Vilos, en la Región de Coquimbo, según un reportaje de El Mercurio (2015).
“En los últimos años se ha encontrado gato donde no se sabía que estaba, como los registros en la RM, en la V Región, en la Coquimbo y el Maule”, recuenta Nicolás. “Todos estos han ampliado su rango de distribución; pero aún así, el gato sigue siendo una especie muy rara, sus densidades poblacionales muy bajas y una especie muy frágil, con requerimientos de hábitat súper específicos”.
Los celulares y el gato andino
Su población se estima en apenas 1.400 individuos adultos, según la organización Alianza Gato Andino, teniendo densidades muy bajas, es decir, estimándose distancias de hasta cientos de kilómetros entre individuos. Además, gustan de sitios bien precisos, rocosos, con quebradas, cuevas y texturas que esconden y camuflan su cenizo pelaje.
“En cuanto a sus poblaciones, no podemos decir nada, es tan poco lo que se sabe, que es difícil saber el estado de sus poblaciones, ni siquiera podemos saber parámetros poblacionales ‘simples’ por así decirlo, como la típica pregunta de ‘¿cuántos gatos hay?’ es sumamente difícil de responder”, admite.
Por lo tanto, “saber tendencias poblacionales es más difícil aún”, remarca, restándole claridad a la chance de que esta serie de registros guarden alguna relación con un aumento de gatos, categorizados en Peligro de Extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Lo que sabemos es que mucho de su hábitat natural se encuentra amenazado, en deterioro, principalmente por la actividad minera en la alta montaña, lo que se sumado al cambio climático que está secando bofedales y vegas altoandinas, que sabemos que son muy importantes para la persistencia de las poblaciones del gato”, advierte.
En cuanto a factores para explicar este puñado de observaciones, Nicolás se aventura: “Hoy anda más gente recreándose o visitando lugares remotos, ya sea en busca de animales como el gato como de experiencias en paisajes salvajes y remotos (...) Por cosas de probabilidades, al haber más gente dando vueltas por esos lados, las chances de encuentros como estos son mayores”.
Pero además, el también fotógrafo le suma que “el gato ya de por sí es adorable y cada vez más conocido por el público general”, por lo que la gente “lo reconoce como este gato tan especial y tan raro de ver”. Por último, como otro factor, “prácticamente todo el mundo tiene alguna manera de registrar este tipo de encuentros, ya sea con cámara o celulares; es de esperar que este tipo de registros vayan en aumento”.
En Chile, existen cinco especies distintas de gatos nativos del género Leopardus: “Al gato andino es muy fácil confundirlo con un gato doméstico, o con un gato del pajonal (Leopardus pajeros) o colocolo (Leopardus colocolo), pero ya teniendo el registro visual, la evidencia es inequívoca”, remata.