Navidad recibió de regalo tortuga de... ¡500 kilos!

Guarisapos, medusas, latas de chela, algas, patentes, curados... De todo se puede ver a diario en la orilla de cualquier playa del mundo. Pero encontrarse ahí con un animal de 500 kilos y de un metro 90, y que no sea ballena, resulta algo raro... 

Una tortuguita hembra Laúd posó su organismo en el sector de Los Arcos en la comuna de Navidad, al sur de Matanzas (Sexta Región). Llegó muertita eso sí, aunque, al menos, su "cuerpecito" no presentaba machucones ni cortes.

En el humilde Museo Histórico Natural de la ciudad le pidieron ayuda a José Luis Brito, experto del Museo de San Antonio, quien cree que la finada estiró la aleta por culpa de las redes de algún maldito pesquero.

La gracia de la especie es que llega a vivir más de 100 años y se han visto ejemplares de hasta 900 kilos, siendo las tortugas más grandes del mundo.

Mientras el ejemplar muerto tenía alrededor de 35 años, media casi un metro 90 centímetros y pesaba unos 500 kilos.

"Se hizo un análisis del contenido estomacal y descubrimos que se había alimentado de medusas que estaban casi completamente digeridas. La tortuga estaba en buenas condiciones fisiológicas y no había comido plástico como hemos encontrado en otras especies", dijo José Luis.

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El experto agregó que las laúdes se mueven entre Alaska y Chiloé, pero llegar a verlas es más peludo que encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos, porque no son costeras sino que de altamar.

La idea de los chiquillos del museo de Navidad es conservarla y para eso su director, Roque Venegas, le pidió asesoría a su colega de San Antonio quien nos explicó que el proceso se está haciendo de "forma artesanal y (al mismo tiempo) lo más profesionalmente posible".

Roque es bibliotecario y se atrevió con unos colaboradores a embalsamar al reptil cuyo procedimiento presenta dificultades adicionales dada las características de su caparazón.

"Es muy blanda, como de cartílago, y bajo ella tiene una capa sólida de grasa de unos diez centímetros que cuesta mucho retirar", contó Roque.

José Luis agregó que en Santiago hay un ejemplar disecado en 1887 que aún exuda grasa cuando hace calor, ejemplificando así la dificultad de sacar toda la cuestión que le permite al monstruo marino nadar en agua frías de hasta 10 grados.

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