En una idea impulsada por el fotógrafo Cristian Larrere, armaron un libro con las más de 200 especies que habitan en esta zona del país, con información de cada una y altos registros.
Un gran grupo de fotógrafos pajareros se alió para hacer un libro sobre las aves del Centro y Sur de Chile, es decir, las más de 200 especies que frecuentan y habitan esta zona del territorio, titulado Guía Fotográfica de Avifauna del Centro y Sur de Chile.
La idea fue del destacado fotógrafo Cristian Larrere —junto a sus colegas Pablo Maldonado y Pablo Maass—, que convocó a integrantes la comunidad “Rayados por las fotos”, reuniendo así a 50 fotógrafos de las regiones Metropolitana, de O’Higgins, Ñuble, del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, reuniendo unos 600 registros para mostrar a las 238 que forman parte de la publicación.
Junto con las imágenes, el libro también muestra una descripción, el hábitat, la alimentación, y el estado de conservación, por lo que no sólo permite reconocer de qué especies se trata, sino conocer información general sobre cada una.
Esta guía se puede encontrar en librerías de Santiago como Libro Verde y Bosque Chileno, ambas en la comuna de Providencia; o escribiendo en las cuentas de Instagram de cualquier de los tres autores (pvblomaldo, cristianlarrere, pmz_wildphotos y rayadosporlasfotos)
En un breve cuestionario de La Cuarta, los tres autores principales respondieron sobre sus aves y momentos favoritas en el centro y sur del país con estos con parte de la fauna chilena.
Ave favorita
Pablo Maldonado: La turca (Pteroptochos megapodius), porque me atrae su curiosidad y estilo de vida ocultadizo, lo que me parece desafiante y atractivo para lograr fotografiarla. Y en general me sucede con los otros tapaculos.
Cristian Larrere: ¡El martín pescador (Megaceryle torquata), de todas maneras! Por su belleza, majestuosidad y habilidad para capturar su alimento.
Pablo Maass: Sin lugar a duda, el huairavo (Nycticorax nycticorax), es un ave relativamente fácil de ver, pero hay que estar atentos para lograrlo. Durante el día puede estar escondido e inmóvil, para en las tardes comenzar a volar y alimentarse. Además, en el sur de Chile se conoce como “garza bruja”, siendo un mensajero de los brujos. Toda esa mítica que tiene, me agrada y me hace elegirla como favorita.
Un ave que todo chileno debiese conocer
Pablo Maldonado: El carpintero negro (Campephilus magellanicus), por su majestuosidad, aspecto exótico y por su dependencia de bosques antiguos para habitar, lo que nos recuerda el especial cuidado que debemos tener con estas áreas tan importantes para la diversidad.
Cristian Larrere W: Me encanta el choroy (Enicognathus leptorhynchus), porque es un loro que solo vive en Chile, más allá de algunos cruces esporádicos a Argentina, porque es un ave muy social, tiene una sola pareja, ¡son muy fieles y lindos!
Pablo Maass: Si pudiera elegir una, sería el nuco (Asio flammeus), un búho que vive en nuestros humedales, también con movimientos durante los crepúsculos. Pero, además, están todos los búhos que habitan en esta zona como el chuncho austral, concón, tucúquere, lechuza y pequén. Todas estas especies habitan en lugares muy amenazados y conocerlas nos ayudarán a intentar protegerlas de distintas amenazas.
Un encuentro inolvidable
Pablo Maldonado: Son varios, pero siempre recuerdo uno con el churrín del Sur (Scytalopus magellanicus). Estaba yo sentado en una roca al borde de un río, en el Maule, y de pronto de la nada aparece este amiguito posándose al lado mío, al alcance de mi mano. Demasiado cerca para fotografiarlo con la cámara e imposible hacer algún movimiento sin espantarlo, así que sólo lo observé y disfruté esos segundos con su presencia admirando sus detalles y plumaje completamente negro.
Cristian Larrere W: Me encantó ver una espátula (Platalea ajaja) volando en Villarrica, esta ave no tenía avistamientos en la zona y fue una gran noticia. Me encanta que las aves no tengan fronteras y puedan llegar a cualquier lado.
Pablo Maass: Encontrar y ver especies que están de paso por el Biobío es algo que me apasiona. Esperar a los playeros —ártico, pectoral, grande y de patas largas— en el Humedal Marisma Rocuant-Andalién y verano y a los chorlos, todos—chileno, de collar, doble collar y semipalmado—, en invierno es realmente fascinante. Saber toda la distancia que recorren para estar ahí, alimentarse y descansar es alucinante.