El cachorro felino resultó ser individuo de la especie nativa, la más pequeña que habita en Chile, en una zona crecientemente arreciada por los trabajos de inmobiliarias y construcción de caminos.
Un pequeño gato, un cachorro, fue encontrado solito por una mujer durante la noche del 9 de agosto en el Valle Volcanes, en un macetero en el patio de su casa de la calle Tupungato, en las afueras de Puerto Montt, luego que su perro se pudiera a ladrar, alertándola... Sin embargo, más tarde se llevaría una relevante sorpresa.
La dueña del hogar recogió al pequeño felino, llamó a su vecina en busca de ayuda, y ambas le ofrecieron agua, comida y le permitieron descansar, considerando que su madre gatuna parecía no estar cerca, y que el retoño se mostraba bastante arisco. De hecho, la mujer avisó en el grupo de vecinos si alguien se le había perdido su michi, sin lograr una respuesta satisfactoria.
Al día siguiente, el viernes, las personas en cuestión llevaron a la criatura al veterinario, quien confirmó que no era un gato doméstico, sino un gato güiña (Leopardus guigna), es decir, una especie nativa, protegida por la Ley de Caza y en estado de conservación Vulnerable, encontrándose desde la Región del Biobío a la de Aysén.
Actualmente, en busca de una reinserción a la vida silvestre, y aparentemente huérfana, esta güiña moteada se encuentra “en buen estado” en el centro de rescate Chiloé Silvestre, ya con tres meses de vida, en un recinto especial para evitar el acostumbramiento al ser humano. “Tiene que mantenerse en cautiverio durante un tiempo”, detalló Melanie Kaiser, veterinaria y co-fundadora de la fundación Con Garra, a La Cuarta. “Podrá crecer y llegar a ser una güiña capaz de valerse por sí misma en su hábitat natural”.
Recién en unos cuatro meses más el felino, perteneciente a la especie más pequeña nativa de Chile, podría ser liberada.
¿Qué hacía el pequeño felino en el macetero?
Esta pequeña güiña, presuntamente huérfana, se haya en un sector puertomonttino crecimiento urbanizado, en una zona de bosque nativo y humedales, donde se ha registrado fauna como pudúes, monitos del monte, entre otras especies.
“Las empresas inmobiliarias están talando bosque nativo, rellenando humedales, trazando caminos y eliminando toda la biodiversidad que pase por debajo de las cadenas de su maquinaria pesada”, según advirtieron desde Con Garra, lo que ha derivado en la aparición de una serie de amenazas relacionadas con el ser humano, desde robo de madera hasta el acceso de perros sueltos.
Desde la fundación informaron que “hemos realizado numerosas denuncias a las autoridades municipales, a la Superintendencia de Medio Ambiente, la Dirección General de Aguas, el SAG y la CONAF”, pero que aquellas acusaciones “se pierden entre debates sobre las competencias de cada entidad”.
De hecho, a pocos metros donde fue encontrada esta güiña, desde el 2023 se está realizando un camino que atraviesa de lado a lado el parche de bosque que van quedando en esa zona, según indagaciones del diario pop, donde próximamente se realizaría un proyecto de parcelaciones.
Los sectores aledaños también están bajo el dominio de distintas inmobiliarias, según registros del Servicio de Impuestos Internos (SII), habiendo varios de hechos en que ya han empezado a realizarse obras.