Natalia Rivera llegó hace cuatro años al país y hoy se dedica a un rubro que ama. No conoce a ninguna otra mujer que se dedique a la cerrajería y sueña con fomentar su trabajo entre su género.
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En 2017 Natalia Rivera vivía en Brasil, en donde trabajaba abriendo puertas. Colombiana de nacimiento, oriunda de la ciudad de Pereira, esta mujer de 30 años aburrida de los asaltos en el país de la samba, pensó en la idea de volver a su tierra natal. Sin embargo, por esas casualidades de la vida, surgió la idea de viajar a Chile, donde vivía su hermano, quien en ese tiempo esperaba a su primer hijo.
El que se vislumbraba como un viaje de placer, terminó siendo una de las decisiones más importantes de su vida. Y es que luego de llegar al país no se fue más. "Me enamoré de Chile, me encantó la gente, las oportunidades que había, aunque sufrí mucho con el clima porque llegué en mayo", señala.
Si bien al principio se dedicó a ayudar en un negocio, donde hacía chaparritas, con el tiempo en su estadía en el país salió a un paseo junto a su esposo y dos amigos de él, estos últimos resultaron ser cerrajeros, que terminaron por abrirle la puerta a Natalia en ese rubro.
"Empezamos a comprar herramientas para practicar y capacitarnos. Aprendí a cambiar cilindros, sabía la diferencia de una chapa, un cilindro, un pomo, qué era una chapa de embutir o de sobreponer, qué es el cerrojo,etc", cuenta.
"Yo sabía hacer apertura de puertas en Brasil, pero cuando llegué a Chile descubrí que se ocupan muchas más herramientas específicas, y hay mucho trabajo. Recibimos llamados todos los días. Ocupamos martillos, formones, tornillos, destornilladores, pero me costó al principio instalar desde cero ocupando el taladro", detalla.
Unos de los principales motivos que impulsaron a Natalia a trabajar en la cerrajería fue el tema económico, ya que con lo que ganaba ayudaba a su familia mandando dinero a Colombia, donde vive su madre e hijo.
"En Colombia trabajaba 12 horas para ganar 200 mil pesos, acá en una semana me hice 70 mil pesos trabajando en esto y siendo dueña de mi propio tiempo. Es mucho más conveniente", afirma.
En una cadena de ahorro con gente de confianza, que es muy común en Colombia, Natalia utilizó el fondo para comprarse una moto, que utiliza para movilizarse a distintas parte desde donde la llamen por sus servicios.
En cuanto a sus proyecciones, Natalia aspira a seguir aprendiendo y consolidándose en el rubro. "Yo quiero crecer, quiero una empresa montada, dar factura, boleta y que las personas que trabajen conmigo tengan todo", indica.
Y en esa misma línea, esta cerrajera colombiana sueña con incluir en su empresa a más mujeres, con el fin de difundir el rubro dentro de su género, que hoy es un mundo más de hombres.
"La idea es que todas nos apoyemos, hay más química entre nosotras. Por eso, me encantaría poder dar clases y capacitar a más mujeres que busquen su interés en entrar al rubro", finaliza.
El instagram de Natalia es @cerrajera_rivera y el WhatsApp en donde pueden solicitar sus servicios es el +56973530958. También la pueden contactar al correo supercerrajera@gmail.com.