Natalie Toro llegó hace seis años a Chile, y hace poco más de un año a Rapa Nui. Se le dio la oportunidad de capacitarse en gasfitería y hoy hace los arreglos de gas en la isla.
Cansada de la rutina en su natal Colombia, Natalie Toro (40) decidió, hace seis años, aventurarse y venir a vivir a Chile junto a su pareja, específicamente a Santiago.
Natalie asegura con todas sus letras que le encantaba Santiago para vivir, salvo un importante detalle: el clima. El frío era insoportable para ella, por lo que trató de buscar una zona en Chile lo más parecida posible a Colombia. Y la encontró en Rapa Nui.
“Me vine con mi esposo por un ataque de locura, dejamos todo en Colombia. Primero nos quedamos en Santiago, pero no nos gustó el frío del invierno, entonces decidimos venirnos a la isla y actualmente vivo muy feliz aquí”, relata la colombiana.
Si bien es titulada como zootecnista, lo que en nuestro país vendría siendo parecido a los veterinarios, nunca pudo ejercer esta profesión debido a distintas razones. Tras un par de semanas viviendo en Rapa Nui, tuvo la oportunidad de capacitarse en gasfitería, decisión que no la pensó dos veces.
“Hice mi curso de certificación de gasfitería clase 3, un pequeño técnico, y después me certifique. En Rapa nui nos hemos dado cuenta que hay muy malas instalaciones de gas, y por prevención hicieron el curso a gente que vivía aquí, para no tener que traer personas de santiago”, explica la maestra.
Actualmente, Natalie trabaja para la municipalidad, pero también hace ciertos pololitos cada vez que alguna persona requiera de sus servicios en la isla, en un rubro que, asegura, le apasiona un montón.
“No todo el mundo tiene la oportunidad de vivir en Rapa nui, y se me han presentado unas grandes oportunidades que nunca en mi vida imaginé hacer. Nunca pensé terminar laburando en este tipo de trabajos, pero me siento muy orgullosa de mí, empoderada y agradecida por las oportunidades y por este gremio”, expresa.
“Hay que tener actitud”
Alrededor de un año lleva trabajando Natalie como maestra gasfitera y soldadora, y ya se proyecta para un futuro en la isla de Rapa Nui.
“Quiero ser quien coordine a un grupo de personas y tener una empresa donde prestamos el servicio de instalaciones de gas y de prevención en la isla, un grupo de instaladores certificados. Tengo unos tantos compañeros que son ingenieros en la isla, pero aún nos falta alguno que sea inspector. Entonces ahí ya podríamos tener una pyme”, narra.
Además, agrega que las mujeres deben atreverse a dar el paso y dedicarse a labores de construcción, demostrando, en su mismo caso, que este rubro ya no es solo de hombres.
“Si les llega la oportunidad de aprender algo nuevo, no digan que no. Atrévanse, lo peor que puede pasar es que no les guste, pero lo importante es terminar. No se trata de ser mujer u hombre, cuando los humanos aprendemos algo nuevo siempre es para crecer. En la vida todo es conocimiento y habilidad, pero también hay que tener actitud”, sentencia.