La soledad de un asesino en masa

“El mal visitó nuestro pueblo este día”, dijo el acongojado gobernador de Conneticut, Daniel Malloy, a la comunidad de Newtown, cuya felicidad se hizo astillas a dos semanas de la Navidad.

Sí, el mal, que se alojó en la cabeza del joven Adam, de 20 años, el menor de los dos hijos que tuvo el matrimonio de Peter y Nancy Lanza, quien se transformó en la historia de vida más buscada en Estados Unidos a poco de ocurrida la masacre en la Escuela Básica Sandy Hook.

Casi nada se pudo saber de él durante las primeras horas, pero de a poco comenzó a conocerse que tenía un hermano cuatro años mayor, de nombre Ryan, que hace su vida con una novia en Hoboken, en Nueva Jersey.

Él y su hermano menor eran también los hijos de un matrimonio con problemas. Y Adam, sobre todo, era hijo de la soledad espantosa de aquellos que no se relacionan con los demás. Uno de sus parientes dijo a la cadena ABC News que el joven “obviamente no estaba bien”.

¿A qué se refería? A lo que algunos medios comenzaron a describir como una conducta autista. “Adam no estaba conectado con los otros niños”, dijo un amigo.

Al parecer, el autor de la masacre resintió los problemas de sus padres, que en 2008 comenzaron a distanciarse para divorciarse el año siguiente.

PADRE E HIJO

Ryan, el primogénito de los Lanza fue detenido para explicar por qué el autor de la masacre se mató teniendo su tarjeta de identificación y que lanzó el nombre de Ryan como el inicial perpetrador del ataque. Al poco rato quedó libre para volver a su vida.

Su existencia es la opuesta a la de su hermano, ya que Ryan es un experto en  impuestos que trabaja para la consultora Ernst and Young, donde también trabajó Peter, su padre, quien ahora se desempeña como vicepresidente de GE Capital.

Nancy, la madre de Adam y Ryan, ha sido descrita por vecinos y parientes como “una mujer de personalidad rígida”, quien registró a su nombre las armas con que su hijo le disparó en el rostro  y que portó hasta la escuela básica para desatar el infierno sobre esos 18 “niños pequeños y hermosos”, como los llamó el presidente Barack Obama, al lamentar lo ocurrido en la escuela básica Sandy Hook, del apacible Newtown.

COMPARTIR NOTA