La madrugada del 2 de mayo el mundo cachó que el adán más buscado en la faz de la tierra, Osama Bin Laden,había pasado al patio de los callados. Una noticia similar hace 66 años también dejó la mansaca en todo el planeta, Hitler se había suicidado.
Pero esta no es la única curiosidad que envuelve la vida de este hombre que se vaciló diez años a los gringos, quienes lo buscaron por cielo, mar y tierra, por el atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre del 2001.
El mandamás de la organización terrorista de Al- Qaeda, y el que tenía más fichas puestas en el FBI, tenía pasatiempos y gustos que la mayoría no cacha.
Era como tonto para los lujos. Siempre estaba que cortaba las huinchas por ir al desierto en un toco veloz, que luego dejaba estacionado mientras terminaba el recorrido a pata. Dicen que tuvo un manso Mercedes dorado y una lanchita. ¡Cosita poca!
Nació en Arabia Saudita el 10 de marzo de 1957 y tuvo 53 hermanos. Él mismo tuvo 4 esposas y 18 hijos.
Dicen que le ponía wendy a cada acción en la que participaba. Se presume que, además del ataque del 11 de septiembre, estuvo involucrado en atentados contra las embajadas de USA en Kenia y Tanzania el 7 de agosto de 1998, así como del atentado contra el crucero US- Cole en Adén, en 2000.
La cabecita del barbón valía nada más y nada menos que 50 millones de guatones verdes.
Y no era nada de tímido. Entre 1996 y 1998, declaró la guerra santa contra Gringolandia por el saqueo de los recursos naturales de los musulmanes y de incitar y apoyar a los enemigos del islam.
Presumía siempre de su capacidad para cálculos aritméticos y desafiaba a todos para competir en contra de una calculadora.
Golpeaba a sus hijos por mostrar mucho el teclado al sonreír. Los mandaba al desierto o a las montañas, sin agua, para que se hicieran "machos".
Según su esposa, su más apreciado pasatiempo era "labrar la tierra y cultivar el mejor maíz y los mayores girasoles".
Su fortuna asciende a los 300 millones de gordos verdes.
Y por supuesto la curiosidad más llamativa sólo la conocimos el último día de su vida. El anuncio de que se había vestido con el pijama de palo, coincidió -66 años atrás- con la partida de otro sindicado como uno de los grandes criminales en contra de la humanidad, Adolfo Hitler. Este se suicidó el 30 de abril, pero la noticia sólo se conoció entre el 1 y 2 de mayo, cuando ocupó todos las portadas de los diarios estadounidenses.