Después de más de 10 horas secuestrado en el Hospital de la Policía Nacional, en Quito, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue rescatado a tiros por efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de las fuerzas de orden de ese país, luego de enfrentar una tensa jornada de sublevación policial por un proyecto de ley que les iba a recortar las bonificaciones adjuntas a sus sueldos.
Oliendo que la cosa podía escalar hasta su salida del poder, el presidente Rafael Correa dejó la sede del Consejo de Seguridad, donde estaba reunido con representantes de los tres Poderes del Estado, y a las 09.45 se hizo presente cerca del cuartel tomado.
Allí lo esperaba una turba de polis, además de sus amigos y familiares, que lo insultaron.
El hombrón, que andaba con muletas por una operación a una de sus rodillas, se metió al edificio, agarró un micrófono y desde una de las ventanas sacó la voz contra los sublevados.
"Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: Mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", dijo Correa exaltado al asegurar que su gobierno seguirá "con una sola política de justicia y dignidad".
La cosa se hizo insoportable, lo insultaron hasta decir basta, le tiraron botellas plásticas y gas lacrimógeno.
Premunido de una máscara antigases, debió cojear junto a sus guardaespaldas unos 400 metros hasta el Hospital Policial cercano, donde se atendió por el esfuerzo, por su pierna lastimada y las lacrimógenas.
Desde allí, Correa declaró al diario El Comercio que está "prácticamente secuestrado".
El periodista Dimitri Barreto, del diario capitalino, conversó con La Cuarta y explicó la situación: "Como no hay fuerza pública, porque está en paro, y hay gente, entre policías y civiles en protesta, que tiene un cerco afuera del hospital, él está de hecho, imposibilitado de salir mientras negocia mejoras económicas con los policías".
Para Diego Bravo, reportero quiteño, "esto no es un golpe de Estado, como se ha dicho afuera, ya que no hay quien haya sustituido al presidente, ni que haya manifestado querer hacerlo, nadie ha atentado contra los tres poderes del Estado ni nada".
Ambos periodistas coincidieron en que se trataba de una salida de madre de los suboficiales policiales y algunos militares, que se han visto afectados con el proyecto de Nueva Ley de Servicios Públicos, que si bien reconoce mejoras salariales, les quita bonos por grados que le inflan los sueldos.
Así las cosas, durante la noche de ayer el temor se cernía sobre la población, ya que sin los policías en las calles los ladrones y otras alimañas se adueñaron de la situación. "Se han disparado los robos, los saqueos y asaltos a bancos, hay disturbios y manifestaciones", contó a La Cuarta Diego Bravo.
Es más, se decretó el Estado de Excepción que faculta a los militares establecer el orden público, pero éstos, por temor a matar policías, no salieron a la tomar el control.
Todo era un caos hasta que a las 21 horas, un centenar de efectivos de la Policía Nacional leales al gobierno, acompañaron a elementos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) hasta el hospital en el que Correa estaba secuestrado.
Después de dos horas de tiroteo con los sublevados, las fuerzas del GOE ingresaron al recinto, neutralizaron a parte de los rebeldes, subieron en una silla de ruedas al presidente y lo llevaron bajo fuerte fuego de policías apostados en las inmediaciones hasta el Palacio de Carondelet, sede del gobierno.
CORREA: "ES UN DÍA DE PROFUNDA TRISTEZA"
"Es un día de tristeza que jamás creí que iba a llegar en mi gobierno, que solo busca el buen vivir".
Con esas sentidas palabras, el presidente Rafael Correa inició un discurso ante miles de ecuatoriaos que se agolparon en la Plaza de la Independencia, frente al palacio de gobierno, hasta donde el mandatario llegó luego de ser rescatado por policías leales desde el Hospital Militar de Quito.
El jefe de Estado agradeció a los ciudadanos que fueron a rescatarlo al hospital y que, según aseguró, "fueron recibidos con gas pimienta, gas lacrimógeno y con pedradas".
"Muchas gracias a esos héroes que me acompañaron en esta jornada", expresó Correa, al referirse a sus guardias personales, ministros y parlamentarios que lo acompañaron durante las 10 horas en que permaneció "retenido" en una habitación del hospital.
Ellos estaban "dispuestos a dar la vida" por su presidente, dijo un emocionado Correa.
También afirmó que "jamás cedieron" ni aceptaron "negociar nada bajo presión y anunció que no habrá impunidad para quienes tramaron la sublevación,
Advirtió que entre los sublevados había policías uniformados de tropa, pero también vestidos de civil y agregó que también debieron haber estado opositores de partidos políticos.
Confidenció el presidente Rafael Correa que en el Regimiento Quito, a donde se dirigió para entrevistarse con los policías sublevados, sintió "como uina puñalada en la espalda" al ver la situación, pues -según dijo- ningún gobierno ecuatoriano ha atendido tanto a la institución policial.
Reiteró que "es un día de profunda tristeza" y agradeció a los mandatarios de todo el continente que lo llamaron y le entregaron su solidaridad, tras enterarse de la intentona de desestabilizar su gobierno.
CHAVITO URGIDO POR LA SEGURIDAD DE SU FAMILIA
"Estoy tranquilo y tratando de contactar a familiares de algunos chilenos que viven aquí", contó a La Cuarta desde la embajada de Chile en Quito el agregado de prensa, Alejandro Chávez, conocido como "Chavito" por la barra teleadicta.
El rey de los despachos matinales dijo que apenas se enteró del alzamiento policial y militar, le avisó a su señora para que retirara a las dos niñas del colegio: "Mi mujer y mi mamá fueron a buscarlas y también se llevaron a la casa a unas niñas chilenas, hijas de unos amigos que trabajan en la ONU".
TODA AMÉRICA CUADRADA CON PRESI ECUATORIANO
Con las únicas ausencias de los presidentes de Brasil, Ignacio Lula da Silva, y de Paraguay, Fernando Lugo, se desarrollaba anoche en Buenos Aires la reunión extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), para tratar la grave crisis desatada en Ecuador.
Uno de los primeros mandatarios en llegar anoche fue el Presidente chileno, Sebastián Piñera, quien arribó a Aeroparque y de inmediato formuló declaraciones a la prensa internacional.
"Condenamos el uso de la fuerza, fuera de los cauces legales y manifestamos nuestra total disposición para que junto a todos los países democráticos de Unsaur hagamos los mejores esfuerzos para que se restablezca en plenitud la democracia y el orden constitucional en la hermana república de Ecuador", dijo Don Tatán, tras enterarse que Correa había sido rescatado desde el Hospital Militar de Quito.
El respaldo a Rafael Correa trascendió más allá de América y tuvo reacciones de presidentes como el de Francia, Nicolas Sarkozy, quien en una declaración expresó su "solidaridad con la democracia ecuatoriana y el "rechazo a cualquier tentativa de alterar el orden constitucional".