El tribunal municipal de Krefeld, en el oeste de Alemania, condenó a un ciudadano otto a pagar 1.500 euros por asesinar de un certero balazo a la rana regalona de su vecino.
Pese a que el "ranicida" imploró clemencia y negó haber liquidado "con alevosía" al pobre batracio "Knötti", la justicia le impuso la multa (de cerca de 1 millón de pesos chilenos) por poseer armas sin permiso y, además, confiscó los dos fusiles que fueron hallados en su casa tras el despiadado ataque.
"Mi objetivo era demostrar que no está bien disparar contra especies protegidas", declaró satisfecho con la sentencia Andreas Straelen, quien acusó al vecino de atacar a su ranita con un rifle de aire comprimido porque el croar de los animalitos no lo dejaba dormir.
En el furioso atentado un segundo anfibio resultó herido de un tunazo y perdió una de sus patitas traseras, pero afortunadamente se encuentra fuera de riesgo vital y se recupera satisfactoriamente.
Tras el ranicidio, el apenado Straelen hizo de tripas corazón y guardó durante meses en el refrigerador el cuerpo sin vida del saltarín y alegre "Knötti", para conservarlo como prueba del delito. Sin embargo, el juez Christian Tenhofen no la consideró, por lo que tras el fallo la rana fue sepultada "en su lugar favorito del estanque".
Lo más trágico de la triste historia que mandó al Cielo a "Knötti" es que el inocente sapito no hacía el menor escándalo. "No croaba, probablemente por un defecto genético", lamentó su amo.