La Policía tailandesa quedó pálida con el hallazgo realizado en un templo budista de Bangkok.
Los efectivos llegaron hasta el lugar para investigar un fuerte hedor cuando se encontraron con más de 2.000 fetos escondidos en el depósito de cadáveres y que al parecer fueron traídos desde clínicas en las que se efectuaban abortos ilegales.
Durante la investigación inicial, la policía descubrió el martes pilas de bolsas de plástico que contenían más de 300 fetos, pero ya transcurrido uno días, el teniente coronel de la Policía, Kanathud Musiganont, dijo que los trabajadores retiraron muchos más cadáveres de la morgue del templo.
Más de 2.000 fueron retirados de bóvedas donde los cuerpos son enterrados tradicionalmente antes de la cremación, que en algunas circunstancias puede tardar años.
El aborto es ilegal en Tailandia salvo en tres circunstancias: en caso de violación de la mujer, si el embarazo afecta la salud de la madre y si existen anormalidades del feto.
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, dijo que es necesario aplicar medidas ulteriores para impedir el aborto ilegal, aunque su gobierno no revisará las leyes relacionadas al aborto.
Varias personas han sido arrestadas en el caso: dos empleados funerarios por esconder los cadáveres y ocultar las causas de las muertes, y una empleada acusada de operar una clínica médica sin licencia y efectuar abortos.