Hay un refrán petazeta súper popular que asegura: "Donde tengas la olla, no metas la polla" y que le hace la cruz a mezclar la pega con los placeres de la carne. Lamentablemente, el abogado del boxeador Ikki Kodukai no tenía idea de español, porque si no, se habría evitado el tete que lo lanzó a la fama y lo dejó hablando agudito.
Como dice el chantautor guatemalteca Arjona, "los abogados saben poco de amor", aunque este leguleyo se pasó de laji, ya que no halló nada mejor que involucrarse con la esposa de su cliente. Que, recordemos, es boxeador.
Hace poco más de un año, Kodukai, de 25 pepas, regresó a su casa y se encontró con una hentai de carne y hueso, donde su mujer era la protagonista. Contrario a lo que pudiera creerse, el Rocky asiático se comió la rabia y dejó que el amante se fuera en paz.
Pero a los pocos días, y armado de unas tijeras de podar, se dirigió a la oficina del abogado y cuando éste lo recibió, y después de las honolables levelencias, le mandó el feroz mangazo, dejándolo K.O.
En ese momento, el púgil agarró las tijeras y de un solo zuácate le podó el hongo travieso al abogado, el que luego arrojó por un inodoro para que nunca más volviera a usarlo con su pierna suave.
Kodukai fue detenido por el crimen de mutilación y, de acuerdo al testimonio de la policía, no mostraba arrepentimiento alguno. Tras la correspondiente investigación, fue condenado a 4 años y 6 meses a la sombra, ya que las indagaciones arrojaron que el abogado forzó mediante chantajes a la mujer de Kodukai.
