El gringo Daniel Brewington organizó un asado en su parcela de Pirque para celebrar a Obama. Invitó a todos los residentes en Chile que tenían tanta sed como alegría por su nuevo Presidente.
El único momento que el leseo pasó a segundo plano fue cuando el mulato fue ungido como el hombre más poderoso del mundo, y más allá. A una señora, igualita a Liza Minnelli, le corrió una lágrima por la mejilla, que un veterano idéntico a Frank Sinatra secó con un pañuelo de seda.
Antes de la ascensión de Obama al cielo y a la historia, los gringos se entretuvieron aplaudiendo o pifiando a los políticos que salían en CNN (de verdad). Lejos el más ovacionado después de Barack fue nuestro califa amigo Bill Clinton, ídolo popular por su cercanía con el personal bajo su mando. El más pifiado por masacre fue Bush. Erika Korowin (28) explicó que le tienen tanta mala al flamante cesante, porque su política internacional desprestigió a su país en todo el mundo. "Incluso yo a veces he sentido rechazo por ser norteamericana", confesó la potable historiadora.
La invitación a la movida cayó en manos de la prensa que se dejó caer. Con cara de cordero degollado los reporteros fueron testigos del incesante ir y venir de copete. Tras una bien helada cerveza el dueño de casa contó que hace cuatro años cachó el potencial político de Obama y estuvo a punto de bautizar a su hijo así. En su familia encontraron el nombre más feo que el Gobierno de Bush y desistió.
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