Una pieza de lujo, más parecida a una suite de hotel que una cárcel, podría ser la prisión que albergue a Anders Behring Breivik durante los 21 años de pena que arriesga por matar a 76 personas en Oslo y la isla de Utoya, en Noruega.
El diario Daily Mail y El Economista publicaron las bondades de la prisión de Halden, lugar donde van a parar los presos de alta peligrosidad.
El recinto, de 30 hectáreas y cuya construcción costó 23 millones de dólares, puede albergar a 252 reos y busca darles la mayor confortabilidad junto con la menor sensación de encierro.
Aunque usted no lo crea, cada pieza tiene un frigobar, TV con pantalla plana y ventana sin rejas. Los presos también pueden tener acceso a celular y bibliotecas, ejercitarse en trotadoras o ingresar a cursos artísticos. Hasta un estudio de sonido tienen a su disposición.
Para aún mayor comodidad, la cárcel tiene murales de un millón de dólares y casas independientes donde las visitas de los presos se pueden alojar. Los guardias de la prisión no manejan armas y la mitad del personal es mujer.
La revista Time escribió un artículo sobre la "peni", señalando que el sistema penitenciario noruego tiene una base humanista y se basa en el respeto.
Por otro litro, Geir Lippestad, el abogado de Breivik, señaló al diario inglés The Guardian que su defendido estaba "sorprendido de que no lo detuvieran" antes de las matanzas y esperaba que la policía lo asesinara cuando lo agarraron.
Lippestad también contó que Breivik se considera un salvador y que no siente arrepentimiento. "Él cree que en la guerra puedes hacer esas cosas sin culpa. Mi cliente está loco", soltó sin asco.
En su declaración, Breivik asegura que consumió drogas antes de la masacre para así ser "más fuerte y eficiente".
Mientras dura la investigación, el denominado "Carnicero de Oslo" tendrá vigilancia para evitar que se suicide.