Cual entrenador vaca -de esos que se desmarcan de sus dirigidos y que en Chilito tiene como máximos exponentes al explosivo Marco Antonio Figueroa, quien se ha ido con polémica de todas las bancas donde posó su humanidad, y al recién descendido Nelson Acosta, con Everton- se está portando el capitán Francesco Schettino.
Este "Popeye" italiano era el responsable del crucero Costa Concordia, que naufragó el viernes 13 de enero de 2012 frente a la isla tana de Giglio con poco más de cuatro mil tripulantes, 32 de los cuales murieron.
"Toda la culpa es de mis oficiales. Estábamos a media milla de la costa y a esa distancia el mando de la nave estaba a cargo de ellos. Nos encontramos con las rocas y nadie dijo cuidado, estamos a una distancia mínima, atención", dijo el paleteado capitán Schettino, principal acusado del caso, en una entrevista al diario genovés Il Secolo XIX.
"Ordené que el timonel se acercara primero a la derecha para evitar el problema y después a la izquierda para evitar la sacudida de las aguas en la popa. Pero el timonel lo hizo mal y fue a estribor (...) Han dicho de todo de mí: que me caí, que salté a una lancha. Pero si un piso inclinado se inclina cierto grado, se está sujeto a la fuerza de la gravedad", concluyó Schettino.