En política, billete y calzones no hay nada nuevo bajo el sol, a propósito de 580.400 pesares que el Servicio Electoral no devolverá a Franco Parisi, quien los gastó en campaña en carteras, calcetines y calzoncillos marca Hugo Boss.
Es que hace 20 años, el mismísimo Bill Clinton, antes de que se hiciera famoso por enseñarle a fumar habanos a una estudiante en práctica en la Casa Blanca, le pidió al tata Fisco de Gringolandia que le devolviera plata de los impuestos por haber donado calzoncillos usados a los pobres.
En suma, el entonces gobernador del estado de Arkansas pedía se le reembolsaran 6 dólares por tres chitecos dados a la caridad, o sea, a 2 dólares las prendas con “pelá de forros”.
LOS XL MÁS CAROS
Pero esto de la ropa interior “carozzi” de los políticos y capos en el poder da para todo.
En Israel le sacan la lencería al sol a la sicóloga Sara Netanyahu, esposa del primer ministro, quien se gasta sus buenos pesacotes en calzones de marca. Pero quien se lleva las palmas en el tambembe en este cuento es la mítica reina Victoria de Gran Bretaña.
La dama tenía caleta de trapos en su walking-closet, entre ellos sus preciados calzones talla XXXXL, que con el paso del tiempo fueron rematados en noviembre de 2011 en la friolera de 140.000 libras esterlinas, unos 10 palitos y medio de pesacotes.