Chitecos de lata salvan a trípodes infieles

En Nairobi, la capital de Kenia, se exhiben en las vitrinas y con singular éxito los cinturones de castidad masculinos, muy apetecidos por los machos de este país africano.

¿Qué onda? ¿La manía vintage les llegó hasta la Edad Media? Naca la pirinaca. Es el tremendo susto a perder lo invaluable de la masculinidad: don “niño” y sus compadres de Coquimbo, ya que las mujeres de Kenia agarraron la modita de decapitar a los esposos infieles.

“Después de los incidentes ocurridos, buscamos algo como esto. Ya sabes que la prevención es mejor que la cura. Por eso hemos desarrollado esta idea, para prevenir”", cuenta Kelvin Omondi, trabajador de una tienda en Koinange Street, en pleno centro de la capital keniana.

El curioso artilugio que, por 1.200 chelines (unos US$ 12), se confecciona a medida del cliente.

Desde que el cinturón de castidad apareció en el escaparate, no ha dejado indiferente a nadie y las opiniones al respecto son muy diversas. Los transeúntes se quedan boquiabiertos y observan atónitos el artilugio.

Boniface, cliente habitual de este comercio, confiesa que el cinturón le parece una “gran idea" para proteger las partes íntimas masculinas de las mujeres despechadas: si las mujeres van al extremo, nosotros también tenemos que hacerlo”", afirma.

La idea es protegerse como sea de las venganzas de las mujeres que sufren infidelidades. “No hay que olvidarse de mantener la llave lejos de la esposa. Si no, no sirve de nada”", dice uno de los keniatas interesados en el cinturon de los infieles.

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