Cinco investigaciones que usaron el sexo en nombre de la ciencia

Dentro del mundo bizarro de la ciencia aparentemente todo, pero absolutamente todo, es tema suficiente para generar experimentos y estudios. Confirmando esto, el sitio gringo Cracked.com publicó una lista de los experimentos más pervertidos realizados en nombre de la ciencia. Y como en LaCuarta.com amamos la ciencia, te presentamos este listado de investigaciones que a más de algún tetera de campo le gustaría haber realizado.

5- Averiguar si las mujeres tendrían o no, sexo con monos.

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Tomando como base los conocidos estudios de Kinsley sobre lo que prende el califón de los machos, la científica canadiense

Meredith Chivers

intentó hacer lo mismo, pero estudiando el comportamiento de las mujeres.

Para esto, las chicocas fueron conectadas a un símil de detector de mentiras para ver que tan motivada se encuentra tu área de juegos en algún momento. Mientras estaban conectadas, a las chicocas (también se hizo en hombres, pero para este tema no nos interesa mucho) se les mostraron películas eróticas y porno, pasando por todos los gustos posibles. Sexo heterosexual, dos chiquillas, dos cabros y en la medida que pasaban las imágenes les preguntaban si "quedaban horny" o no.

El truco y el trolleo de esta científica llegó cuando dentro de las distintas pornos mostradas pasaba por una de monos haciéndolo como monos. Y cuando se les preguntó a las chiquillas si les tiritaba la entre pierna todas dijeron tajantes que no, pero extrañamente (y a diferencia de los hombres) la máquina mostró claramente que si.

Así que para el bien del conocimiento científico mundial a las mujeres aparentemente sí les excita el sexo entre monos.

4- Se fueron al chancho usando penes, vaginas falsas y leche de toro artificial.

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Estos científicos son tan loquillos. Si hay un tema que a los hombres nos ha interesado es

nuestra propia virilidad

, y dentro de los estudios de la virilidad, era averiguar empíricamente cuál era la razón para que el bomberito del hombre estuviera más desarrollado que el bomberito de nuestros primos, los simios.

La teoría era que la forma y el tamaño son para poder desplazar de la mejor manera posible el disparo feliz de otros machos al introducir el propio, para así tener mayores probabilidades de embarazar a la hembra.  Para comprobarlo, los científicos consiguieron falos ficticios de varios tamaños y formas, una flor femenina de plástico y crearon intencionalmente un líquido lo más parecido posible en textura al que estás acumulando en estos momentos. Con esos tres elementos, los científicos jugaron tal cual niñitas haciendo que sus muñecas se den besos hasta que pudieron comprobar que efectivamente en casi todos los tipos de pistolas, el semen ajeno se expulsava en un 90%. La única que falló, fue la con forma de bala, que es justamente la que tienen los simios.

3- Probar la capacidad de respuesta masculina mientras matas la gallina.

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Con el ánimo de comprobar científicamente el sabido conocimiento popular de que los hombres tomamos pésimas decisiones cuando andamos cachondos, científicos hicieron que varios cumpas pulieran el mastil mientras veían distintas imágenes y videos, solo para lanzarles preguntas rápidas, partiendo por unas facilitas a otras más peludas en los momentos de mayor exitación del macho.

¿Adivinen el resultadox?x Casi obvio, pueh, pero la ciencia necesita comprobar todo, sino no sería ciencia. Lo peor de todo es que según las respuestas, cuando los compadres estaban en la calentura máxima su moral se fue a la cresta y dijeron que sí, sin pensarlo, a preguntas del tipo "¿tendrías sexo con animalesx?x", "¿te acostarías con una menor de edadx?x", "¿drogarías a una mujer para tener sexox?x" y otras cuantas perlitas.

2- Descubrir la relación entre el hambre y el amor por las boobies.

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Investigadores de la Universidad de Westminster no resistieron la tentación y realizaron un brillante estudio sobre el gusto de los hombres por los pechos en base al hambre que tuvieran en un momento en particular.

Los científicos realizaron tests sorpresa a jóvenes después y antes de las horas de comer, descubriendo extrañamente (nadie lo esperaba) que los hombres con más hambre son más tirados a prenderse con mujeres con más pechonalidad. Los estudiosos en la materia creen que puede tener que ver con la asociación de vida entre pechos y alimentación o también entre una delantera abundante y buena alimentación.

1- Mostrar tu miembro erecto frente a un auditorio completo.

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Un brillante fisiólogo embalado con la urología y llamado

Giles Brindley

se hizo famoso por ser el papi de las erecciones químicamente inducidas.

El compadre estaba tan prendido con sus estudios que para una charla llegó con shorcitos y una clara erección a hablar de su último componente, en la pantalla gigante, poco a poco comenzó a mostrar el crecimiento de un pene (el suyo) a medida que el medicamento hacía efecto y para los que tenían dudas sobre la veracidad del asunto, se bajó los pantalones ante toda la audiencia y mostró su masculinidad completamente estática y lista para la guerra como un palo de baseball.

El científico llegó incluso al desatino de ofrecer a quien quisiera corroborar la dureza, que podrían subir al podio y tocarlo. A los pocos segundos, como imaginarán, notó el asco y sorpresa en la audiencia y tuvo que subirse el pantalón, probablemente para siempre.

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