Cuando todos apostaban a que el cuco de Kim Jong II, el guaripola de Corea del Norte, se iba a comer con papas fritas a Bill Clinton, la historia tuvo un japi en súper cachilupi.
Resulta que el canoso ex presi gringo partió a mover la muñeca por dos periodistas estadounidenses condenadas a 12 años de trabajos forzados, acusadas de ingresar ilegalmente al país desde China.
Lo que nadie esperaba es que Kim no le haría ningún atado y de una accedió a soltar a Euna Lee y Laura King, de la cadena de televisión Current TV.
Cuando era presidente, Clinton tuvo buenas relaciones con el régimen de Pyongyang.