No es extraño que lo más bajo de la calaña presidiaria, los pederastas ocupen un lugar especial. Incluso los propios reos los desprecian. Y de tanto en tanto, son ellos quienes se convierten en sus verdugos.
Tal es caso de Adam Davidson, un hombre que cumplía condena por robo y fue sentenciado a tres años de prisión. Este compartía celda con Brett Peter Cowan, un pedófilo que había violado y asesinado a un niño de 13 años.
Davidson no soportaba tener que compartir la celda con él y quería hacer justicia por sus propios medios. Así fue cómo decidió poner en marcha una venganza brutal. Había decidido convertirse en su castigador.
Agua hirviendo
El ataque sucedió cuando el pedófilo jugaba a las cartas con otros prisioneros. Davidson, que estaba junto a la sala de lavandería, aprovechó la oportunidad: pidió a sus compañeros que se alejaran y vertió una cubeta de agua hirviendo sobre Brett Peter Cowan.
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El efecto fue inmediato y le provocó severas quemaduras en el rostro, pecho, hombros, brazos y espalda. Tan graves fueron las lesiones, que gran parte de su piel se desprendió.
Luego Davidson golpeó a Cowan en la cabeza tres o cuatro veces con el cubo. El pederasta no dejaba de preguntarle entre alaridos de dolor: '¿por qué? ¿Por qué?', mientras los otros presos solo observaban.
Sus declaraciones
"No quería matarlo. Solo quería herirlo. Que sienta el dolor. No soportaba estar de brazos cruzados compartiendo sentencia con un monstruo. Quería que sienta el dolor que alguien como Daniel Morcombe sintió", dijo Davidson a las autoridades, según informó ABC.
Él hacía referencia al pequeño Daniel, el niño de 13 años a quien Cowan violó, torturó y finalmente asesinó en el 2003.
Adam Davidson, quien es padre de cuatro hijos, se encuentra actualmente en libertad condicional. Según su declaración a los medios, él necesitaba tomar justicia por sus manos.
"Pensé: no puedo quedarme aquí, porque no puedo vivir con estos depredadores sexuales", fueron sus palabras.