Estaba tomándose bien tranquiléin el tecito de las 5 de la tarde, sí, la misma tradicional infusión caliente de Tofilandia, cuando llamaron a la puerta de su casita en Bognor Regis, en West Sussex, Gran Bretaña.
Doris Ayling se paró y era el cartero con la correspondencia. Abrió los sobres lateros de las promos, los dolorosos de las deudas y después uno del Hospital Farenham Comunity de Hampshire, en Portsmouth, con un informe médico que le avisaba que tomara cuidados ya que su estado de embarazo le impedía tener ciertas conductas.
Doris abrió así su flemática tarasca y se largó a reír. No de felicidad, sino que del ridículo que estaba haciendo el centro médico, ya que ella no podría tener más crías, tras haber criado a sus tres hijos, que le dieron 7 nietos y 13 bisnietos.
Ya, pero igual al mujeres maduronas que quedan encinta. Lo raro es que Doris tiene 99 años y está muy cerquita de completar el siglo de vida en esta tierra.
Claro, un error lo comete cualquiera, demás que se confundieron con la edad. Pero la carta, que la propia Doris ha estado mostrando a los diarios y noticiarios, señala su edad: 99 peritas.
“Yo nunca he estado en hospitales de Portsmouth y menos dónde está el hospital Farenham”, dijo ente carcajadas la nonita.