Desde diciembre, el país sudamericano registra un alza de mortalidad a causa del covid entre personas de 30 a 59 años. En casi tres meses pasaron de 20% a casi 27% del total. Una situación sostenida por varios factores que detallamos a continuación.
Con algo más de 300.000 muertos y doce millones de contagiados desde los primeros meses del 2020, la situación de la pandemia en Brasil es de las más graves del mundo. En cifras, solo es superado por EE.UU a nivel mundial. El asunto se ha agravado porque si bien, en principio los más afectados fueron los adultos mayores, en estos días el covid causa estragos entre la población más joven.
Las cifras al respecto son claras. Desde diciembre las muertes de brasileños entre 30 a 59 años pasaron de 20% a casi 27% del total. Mientras, la curva de decesos de los mayores de 60 años, que a fines del 2020 rondaba el 78%, bajó hasta un 71% en marzo, según datos del ministerio de Salud local.
¿Qué pasó?¿por qué la población más joven pasó de pronto a la zona de mayor riesgo? como siempre, se recurre a una serie de factores cuya combinación ha resultado mortal.
Un primer aspecto es el relajo como consecuencia de un año con restricciones. Los expertos detallan que en el país hay poco acatamiento a las normas de distanciamiento social, lavado de manos y uso de mascarilla.
Más aún, ese desdén viene desde la principal autoridad del país, el presidente Jair Bolsonaro, quien además de cuestionar sin pruebas ni fundamentos la gravedad del virus y difundir información falsa, ha participado en concentraciones masivas sin mascarilla y ha criticado las medidas de restricción de movilidad impuestas por algunos gobernadores.
"El año pasado, creo que el miedo a una enfermedad desconocida impactó de tal forma que la gente adhirió a las medidas de protección, que no se están siguiendo ahora (...). Los jóvenes perdieron el miedo", cuenta el doctor Jaques Sztajnbok, supervisor de la UCI del hospital Emilio Ribas, de San Pablo.
Además, pese a todos los problemas, la distribución de la vacuna a los adultos mayores avanza de manera favorable. "En algunos estados, la vacunación de los mayores de 75 años ya terminó - explicó Walter Ramalho, epidemiólogo de la Universidad de Brasilia-. Además, los más viejos generalmente están más encerrados que los jóvenes, que circulan más".
Otros factores
Además del impredecible factor humano, los brasileños están expuestos a nuevas variantes del virus que han resultado sumamente contagiosas. Por ejemplo, la variante P1 -o de Manaos-, detectada a fines del año pasado, es señalada por algunos médicos como responsable de la mayor incidencia en la población joven, aunque todavía no hay estudios claros al respecto.
"Es posible que estas nuevas variantes sean más letales, pero no tenemos datos científicos que lo confirmen", afirmó Jesem Orellana, epidemiólogo brasileño, en una entrevista con CNN. "Pero lo que sí sabemos es que la variante P.1 es más transmisible y eso juega un papel importante en esta segunda ola".
Pero esta segunda ola sorprende a los servicios de salud locales con una dificultad no menor: según los datos de la Fundación Fiocruz, de los 27 estados del país, 25 tienen una ocupación igual o superior al 80% en las UCI. Es decir, la hospitalización de pacientes más jóvenes ha introducido más presión a un sistema que ya venía golpeado.
"La permanencia en las camas UCI casi se duplicó (de 15 a 28 días). Eso se explica porque hemos recibido jóvenes que resisten más la enfermedad que los viejos", explicó al diario Globo, Graccho Alvim, presidente de la Asociación de Hospitales Privados de Rio de Janeiro.
Por ahora la situación es crítica y hay lugares donde el temido dilema de la última cama ha dejado a personas con un pie en la tumba. Ocurrió el jueves en Sao Paulo, estado en que se registró la primera víctima por falta de cupo en una cama UCI. El muchacho tenía solo 22 años.
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