Entre las muchas excentricidades del famoso narcotraficante, estaba el de ordenar comprar más de 50 coches, Buick, Thunderbird y Cougar, para regalar a sus trabajadores.
Un testigo del Gobierno de EE.UU. en el juicio por narcotráfico contra Joaquín "el Chapo" Guzmán, relató el nivel de vida de su antiguo jefe, que con el "boom de la cocaína" en la década de 1990 lo llevó a tener cuatro jets, casas en cada playa de México, ranchos en cada estado y su propio zoológico.
Miguel Ángel Martínez Martínez, alias "el Gordo" o "el Tololoche", testificó este martes por segundo día, una sesión ante el tribunal de Nueva York, donde explicó que su entonces jefe le regaló un reloj Rólex con diamantes y durante los noventa le pagó un millón de dólares de salario.
En un solo mes, agregó, le llegó a ordenar comprar más de 50 coches, Buick, Thunderbird y Cougar, para regalar a sus trabajadores, quienes podían escoger el modelo.
Visitas de lujo en la cárcel
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Dibujo de la artista Jane Rosenberg donde aparece el 'Chapo' escuchando los testimonios durante la sesión del 26 de noviembre de su juicio. (EFE)[/caption]
Afirmó además que su entonces jefe recibía uno o dos camiones mensuales que venían desde Estados Unidos con el dinero producto de la venta de la droga, y que posteriormente envió sus jets a recoger ese dinero en Tijuana, que era llevado a Ciudad México y depositado en cuentas de bancos, tras sobornar a empleados, parte del cual lo invirtió en propiedades.
También aseguró que en uno de sus ranchos en Guadalajara, con piscina y cancha de tenis, tenía un zoológico con tigres, leones, panteras y venados, y un tren para recorrerlo, así como un yate, "el Chapito", en su propiedad en Cancún y "4 ó 5 mujeres".
En una de sus anécdotas, contó que él y Guzmán Loera incluso podían visitar a otros "colegas" en la cárcel.
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Viñeta con imágenes de los miembros del cártel dirigido por el Chapo Guzmán (Reuters)[/caption]
Aseguró que se pagaban sobornos al personal de la prisión, lo que les permitió llegar de noche y verles en su celda, donde "había de todo lo que querían tomar", como whisky, cerveza y cognac, una banda tocando, comida para escoger entre codorniz, langosta y droga, así como guardias limpiando, cocinando y dando protección a Esparragoza.
Durante la primera parte del interrogatorio, Martínez, un testigo protegido de la fiscalía cuyo rostro no puede ser dibujado como parte de las extremas medidas de seguridad de este caso, explicó cómo su compadre comenzó a enviar droga a EE.UU. usando un túnel, vehículos con doble fondo y hasta latas de jalapeño con cocaína.