Descubrió en un cibercafé que su pierna era una porno star

Nerviosón frente a la pantalla del compu, Ramadán esperaba ver la primera película porno de su vida.

Sentado en un cibercafé de la ciudad de Dakhalia, en el norte de Egipto, el hombrón vio cómo una morena que le resultó familiar se ponía chinchosa con un gallo onda trípode, según el sitio www.emirates247.com

Así iba la cosa y los latidos de su corazón se aceleraron, y no por el cacheteo que presenciaba, sino porque los lunares de la chica que comía helado como una profesional le parecían conocidos.

Ya al oír los chillidos de placer de la porno star cayó en la cuenta de que la fémina experta en cacheteo era nada menos que ¡su esposa!

Cayó de rodillas, mientras se tiraba las mechas y las ropas. Comenzó a llorar y le alcanzaron un vasito de agua con azúcar.

Enrabiado, se incorporó y decidió buscar en internet más datos de la mujer que había visto en el filme, y resultó que la mala pécora había protagonizado 11 producciones, de esas que duran entre 16 y 34 minutos.

En todas ellas la califa salía con el mismo coprotagonista.

Después imprimió unas imágenes de las 11 películas y partió derechito hasta su casa para aclarar el asunto con la mujer que llevaba 26 años de casado y que le había dado cuatro retoños.

De partida la fémina negó todo, hasta que Ramadán le mostró las imágenes y ahí cachó la verdad. Ella le dijo que nunca lo había amado, que su firmeza siempre había sido otro, su ex pololo de juventud, el mismo que hacía de partner en los filmes.

Ramadán está separado de hecho y se desconoce si ha pedido el divorcio, aunque está claro que nunca más volverá a ver ciberporno, porque no sabe a quién puede encontrar en pantalla.

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