Un virginal grupete de seis chiquillas filipinas disfrazadas de monjas fue detenido en el aeropuerto de Manila, capital de Filipinas, justo cuando trataban de emplumárselas rumbo a El Líbano para trabajar como nanas.
"Su apariencia levantó las sospechas, especialmente cuando nos fijamos en que una llevaba zapatos rojos, un bolso llamativo y no llevaba el hábito con decoro", copuchó el observador Joel Valencia, empleado de inmigración.
A partir de 2007, el gobierno filipino prohibió a sus mujeres viajar al Líbano para pelar el ajo como empleadas domésticas, debido a la indefensión legal y los basureos de los jefes en ese país.