En una ceremonia cargada de emociones, el candidato Luis Ignacio "Lula" Da Silva entregó la banda presidencial a su sucesora, Dilma Rousseff, que asumirá la presidencia de Brasil por los próximos ocho años.
Tal como ocurrió en 2002, cuando Lula asumió el poder, la "jefeciña" se emocionó hasta las lágrimas al lanzar su discurso de bienvenida en el congreso nacional ubicado en Brasilia.
"Hoy será la primera vez que la banda presidencial ceñirá el hombro de una mujer", señaló Rousseff, mientras el público del congreso y los presidentes de Sudamérica aplaudían a rabiar.
Durante los 40 minutos de saludo, la presi estuvo a punto de llorar varias veces, pero soltó sus lagrimones al recordar su campaña con el Partido de los Trabajadores (PT) y a su antecesor, "Lula", que dejó el poder con un 87% de aprobación popular.
Dilma anunció que su gobierno profundizará la labor de Da Silva y dará apoyo a los más necesitados.
"La lucha más obstinada de mi gobierno será por la erradicación de la pobreza extremada y la creación de oportunidades para todos", indicó la presi número 36 de Brasil.
Mientras Dilma asumía el poder, el ciudadano Luis Ignacio lloraba de emoción junto a sus colegas y celebraba el triunfo de su colega de partido con una merecida cañita de etiqueta roja.
"Lula abrió un whisky, porque nadie es de hierro en un día como este", contó a la agencia ANSA el jefe de asesores, Gilberto Carvalho, futuro secre general de la presidencia de Rousseff.
El presidente Piñera, invitado a la sucesión de mando, indicó: que "continuaremos teniendo relaciones muy profundas con Brasil".