El veterano loco y carnicero John Rambo es famoso en Birmania. La cuarta entrega del soldado gringo narra las aventura del compadre interpretado por Sylvester Stallone (61) que combate con efectivos del ejército de ese país.
Para los activistas demócratas de Birmania es una placer ver cómo Rambo mata a cientos de soldados, sobre todo después del asesinato en la semana pasada del líder de los rebeldes, Pado Manh Shade.
La película fue prohibida por las autoridades del país porque retrata a los soldados birmanos como militares sádicos, depravados y feos que persiguen a la minoría étnica karen, que a su vez es ayudada por los misioneros cristianos.
La policía birmana amenazó a los propietarios de negocios de DVD piratas con penas de hasta siete años de cárcel si venden Rambo IV.
Birmania es gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones desde 1990, cuando el partido oficial perdió estrepitosamente ante la coalición opositora encabezada por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, en unos comicios cuyos resultados jamás fueron reconocidos por los inmorales generales.
En los últimos meses decenas de personas han muerto y unas 40 mil han sido desplazadas por la última ofensiva del Ejército contra la Unión Nacional Karen, considerada la guerrilla de mayor capacidad militar del país, con unos 5 mil combatientes.
La película ya se estrenó en Gringolandia y más que la cantidad de público llama la atención de la prensa la sangre que corre a mares. Hay 2,59 muertos por minuto. ¡Esa onda!