El día en que el miedo recorrió el espinazo

Tempranito nos desayunamos con la noticia. Un helicóptero había chocado accidentalmente con una de las Torres Gemelas... Error. Al rato, estalló el edificio del lado sur, salió el fuego, se supo que eran aviones, cayeron las torres, la gente... El café se nos enfrió en las manos y un hilito de miedo recorrió el espinazo. Sonamos. 

Seguro que no se dio ni cuenta, pero ya han pasado 13 años desde el día en que el World Trade Center se vino abajo, al igual que la creencia de que en Estados Unidos no entraban balas. Al país más seguro del planeta le pasaba esto... ¿Entonces, qué quedaba para el resto?  

Más de cinco mil personas fallecieron en el atentado más cuático de la historia. Refresque la memoria... Cuatro aviones fueron secuestrados por los miembros de Al Qaeda. Dos pajarracos de fierro impactaron en las Torres Gemelas, otro dio en el Pentágono y el último se fue abajo en Pittsburgh, luego de que valientes pasajeros, premunidos de cuchillos plásticos, agua hirviendo y extintores se agarraran con los suicidas.

Estremeció el atentado. El 11 de septiembre de 2011 sería imborrable. Es que el mundo cambió ese día, y no porque haya sido más impactante que dos guerras mundiales, sino porque fue en vivo y en directo, con millones de televidentes viendo la tragedia con sus propios ojitos, sin que nadie se la contase en colores.

Al igual que una película de cine, fueron dos horas de terror en directo, con sobredosis de información y un final de espanto. Un suceso más visto que todas las finales del Mundial de Fútbol. 

Lo que vino después fue una guerra declarada contra el terrorismo. Y George W. Bush, presidente de los gringos en ese entonces, agarró la bandera y sumó a la ONU en esta batalla contra el mundo islámico. Y nos metieron a todos en la misma bolsa.

Al poco tiempo el mal ya tenía cara: Osama bin Laden, un tipo que, curiosamente, fue amigo de Estados Unidos en los tiempos de la Guerra Fría.

El mundo cambió. Lo comprueba el hecho de que después del 11/S se sucedieron varios actos terroristas, especialmente en Londres y Madrid. No habrán sido tan efectistas como el de Nueva York, pero sí dejaron clarito algo: los amigos de EE.UU. son enemigos públicos de Al-Qaeda. O sea, que el que le echa la foca tiene que estar dispuesto a afrontar las brígidas consecuencias del matón.

Con el tiempo aparecieron películas, libros, videos inéditos y hasta le dedicaron canciones a ese día fatídico, como la que llevó al ecuatoriano Delfín Quishpe a inspirarse en su ópera prima.

Por el contrario, otros crearon teorías conspirativas, diciendo que el verdadero terrorista era el mismo gobierno. A bue...

La bienvenida a la "torre de la libertad"

La herida no cerrará nunca, pero el gringo siempre tuvo claro que una forma de levantarse sicológicamente y ganar en confianza era hacer un homenaje estructural en el vacío dejado por las Torres Gemelas. 

Después de 13 años, se hizo realidad el sueño: la "Torre de la Libertad" fue inaugurada este año como el principal rascacielos en el nuevo World Trade Center de Nueva York.

Los primeros inquilinos fueron los trabajadores del gigantón editorial Condé Nast. Mírese estos numeritos: 3.400 empleados en la torre, donde ha alquilado todos los pisos entre el 20 y el 44.

El Condé Nast es el principal habitante, aunque compartirá espacio con otras organizaciones y empresas que ocuparán la imponente torre.

Con 104 pisos y 542 metros de altura, el edificio número uno del World Trade Center ronca en el perfil del Bajo Manhattan y ha ocupado el vacío dejado por las Torres Gemelas.

Bin Laden: "Juro por Dios que Estados Unidos no vivirá en paz"

Casi 10 años después del atentado en las Torres Gemelas, llegó la venganza final de los gringos. En un asalto pensado hacía harto rato, cayó en la reyerta Osama bin Laden, el 2 de mayo de 2011, en Abbottabad, Pakistán. 

Pucha que les costó pillarlo. El enemigo número 1 del mundo se fondeó todo ese rato y siguió operando la máquina. Y varias veces apareció su figura, dejando clarito su mensaje... "El mundo se divide en dos campos, el de los fieles y los infieles... Juro por Dios que Estados Unidos no vivirá en paz hasta que la paz no reine en Palestina y hasta que todos los ejércitos de los infieles no salgan de la tierra de Mahoma".

Igual nomás, Bin Laden tiene cualquier seguidor, por lo que Estados Unidos y sus aliados seguirán a dos manos por la eternidad. 

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